A77
16-ago.-2009, 18:16
A menudo les digo a mis alumnos que quien gobierna el silencio es en realidad capaz de gobernar cualquier cosa, intentando jugar con una metáfora compleja que propone la extinción del ruido y la valoración de la utilización del sonido.
Dice Murray Schafer: “El sonido corta el silencio (la muerte) con su vibrante vida… Este pasaje del silencio a la articulación debería ser una de las experiencias más emocionantes posibles… A este minúsculo átomo básico de sonido corresponden propiedades cosmogénicas. Es el huevo, la célula primordial, procreadora de todo lo que sigue. El silencio se torna más valioso a medida que lo perdemos por acción de diversos tipos de exhibicionismo sonoro”.
La música se estructura siempre a partir de dos componentes opuestos: sonido y silencio
El sonido es la materia prima sobre la que se construye la música. Sonido es asociado a la idea de movimiento. En primera instancia, para que un sonido se produzca, un cuerpo debe salir de su estado de inercia (quietud). Inclusive cuando los sonidos son producidos por computadoras existe un circuito que está activando y poniendo en movimiento una serie de mecanismos que producen el sonido. El sonido adquiere una valoración positiva por el contrario del término ruido. Sonido es todo aquel movimiento que se produce esperadamente en el contexto de una obra musical.
Para que el sonido exista debe existir su condición opuesta “el silencio”. Denominaremos silencio al estado de quietud o de inercia, es decir, donde no se produce movimiento. Silencio es ausencia de sonido. El silencio es el continente en el cual se inserta un sonido o un evento musical.
No queremos caer en falacias generalistas. Esta antinomia de representaciones no es para todas las culturas iguales. Para las culturas orientales el silencio no es quietud, sino que representa acción de pensamiento, reflexión, y observación. Deberíamos aprender un poco más de estas culturas y ver que el silencio es mucho más que salud, que el que calla no siempre otorga. El que calla reflexiona, observa, elucubra, piensa. Sin embargo, más de una vez asumimos que el que habla es el que sabe. Colectiva y occidentalmente el silencio más que representarnos salud nos representa vació, nos asusta, nos cuesta soportarlo.
Nos queda por analizar un término más: Ruido. Ruido es toda señal sonora indeseable.
Occidentalmente estamos acostumbrados a tolerar el ruido y el silencio nos resulta generalmente hasta incomodo, nos sentimos amenazados por el silencio. El silencio suele representarnos también algún tipo de ruido. Es por eso que más de una vez hablamos por el solo hecho de cortar con el silencio sin importarnos si nuestro discurso realmente ocasiona ruido o no.
Los hábiles oradores utilizan el silencio en sus discursos, para dar espacio a los pensamientos del que escucha, es por eso que decimos que quien gobierna el silencio aprende a gobernar las cosas. La utilización del sonido y el silencio diferencia al maestro del aprendiz que tiene una ferviente necesidad de interrumpir el silencio. El silencio diferencia al maestro del charlatán.
Dice Murray Schafer: “El sonido corta el silencio (la muerte) con su vibrante vida… Este pasaje del silencio a la articulación debería ser una de las experiencias más emocionantes posibles… A este minúsculo átomo básico de sonido corresponden propiedades cosmogénicas. Es el huevo, la célula primordial, procreadora de todo lo que sigue. El silencio se torna más valioso a medida que lo perdemos por acción de diversos tipos de exhibicionismo sonoro”.
La música se estructura siempre a partir de dos componentes opuestos: sonido y silencio
El sonido es la materia prima sobre la que se construye la música. Sonido es asociado a la idea de movimiento. En primera instancia, para que un sonido se produzca, un cuerpo debe salir de su estado de inercia (quietud). Inclusive cuando los sonidos son producidos por computadoras existe un circuito que está activando y poniendo en movimiento una serie de mecanismos que producen el sonido. El sonido adquiere una valoración positiva por el contrario del término ruido. Sonido es todo aquel movimiento que se produce esperadamente en el contexto de una obra musical.
Para que el sonido exista debe existir su condición opuesta “el silencio”. Denominaremos silencio al estado de quietud o de inercia, es decir, donde no se produce movimiento. Silencio es ausencia de sonido. El silencio es el continente en el cual se inserta un sonido o un evento musical.
No queremos caer en falacias generalistas. Esta antinomia de representaciones no es para todas las culturas iguales. Para las culturas orientales el silencio no es quietud, sino que representa acción de pensamiento, reflexión, y observación. Deberíamos aprender un poco más de estas culturas y ver que el silencio es mucho más que salud, que el que calla no siempre otorga. El que calla reflexiona, observa, elucubra, piensa. Sin embargo, más de una vez asumimos que el que habla es el que sabe. Colectiva y occidentalmente el silencio más que representarnos salud nos representa vació, nos asusta, nos cuesta soportarlo.
Nos queda por analizar un término más: Ruido. Ruido es toda señal sonora indeseable.
Occidentalmente estamos acostumbrados a tolerar el ruido y el silencio nos resulta generalmente hasta incomodo, nos sentimos amenazados por el silencio. El silencio suele representarnos también algún tipo de ruido. Es por eso que más de una vez hablamos por el solo hecho de cortar con el silencio sin importarnos si nuestro discurso realmente ocasiona ruido o no.
Los hábiles oradores utilizan el silencio en sus discursos, para dar espacio a los pensamientos del que escucha, es por eso que decimos que quien gobierna el silencio aprende a gobernar las cosas. La utilización del sonido y el silencio diferencia al maestro del aprendiz que tiene una ferviente necesidad de interrumpir el silencio. El silencio diferencia al maestro del charlatán.