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Pantera Negra
23-may.-2009, 09:53
Según las leyes de la física, la fuerza es igual al producto de la masa por su aceleración. La aceleración es el incremento o disminución (desaceleración) del movimiento de un cuerpo con masa determinada.
Ahora bien, esa masa tiene la peculiaridad de la compactación; es decir que una masa relativamente alta en comparación a su pequeño volumen, causaría mayor daño si colisiona con un segundo objeto; que otra masa igual en peso, pero con mayor volumen, movida a la misma aceleración y colisionada con el mismo segundo objeto. La razón de ello es que la superficie de colisión es menor o mayor según el caso, y el daño se reparte en más superficie por lo que es menor; o se reparte en menos superficie por lo que es mayor.
¿Y que significa todo esto?. Pues ni más ni menos explica como incide el hombre sobre la naturaleza y sus elementos, puesto que una de las mayores inquietudes del hombre es poner a su disposición las fuerzas encerradas en los objetos, creando incluso sistemas apropiados para mover a mayor aceleración objetos pequeños o sumamente grandes.
Así tenemos ejemplos muy ilustrativos, como lo son las balas y los proyectiles bélicos en general. El principio general de tales implementos de destrucción, es el movimiento altamente acelerado de masas compactas. Los mas usuales son los proyectiles de plomo (el más pesado de los metales, lanzados con alta aceleración por la fuerza producida por la explosión de un dispositivo a base de pólvora (u otro explosivo). El resultado es un proyectil que perfora casi todo lo que se encuentra a su paso, hasta que pierde aceleración y se detiene (generalmente en el interior de los cuerpos humanos).
Otro ejemplo ilustrativo son los automóviles, que requieren de un dispositivo que también propicie una aceleración rápida a una masa cien veces mayor que la del cuerpo humano. Los automóviles son excelentes utensilios para transportar personas u objetos de gran peso, pero también son una máquina de destrucción cuando están fuera de control por la causa que sea (falla mecánica, imprudencia del operador, ebriedad, intoxicación o inexperiencia del operador, etc.). Generalmente el daño que causan esos vehículos sin control, es sumamente aberrante y destructivo. Baste recordar el daño que dos aviones (una proporción más grande de lo expresado con respecto a los automóviles), causaron en las torres gemelas de Nueva York.
A mi juicio el hombre se está suicidando en algunos de estos aspectos, como por ejemplo en los países "del tercer mundo" (¿en realidad habrá tres mundos?), donde se permite la circulación de automóviles viejos y con crónicos achaques mecánicos. Donde circulan millares de armas de fuego en sus mercados negros. Donde el alcohol y la droga se consiguen en "la tienda de la esquina".
La lógica de todo esto es elemental: se debe atender el asunto en todos sus aspectos. En realidad no se necesitan de tantos autos ni alcohol en el mercado, mucho menos droga y otros vicios nocivos; la existencia de esos elementos es producto del negocio que se esconde detrás de ellos (aunque a decir verdad, en muchos de los caso ya ni requiere de esconderse). La industria automotriz es altamente rentable, es legal y paga mucho en publicidad; caso similar al tabaco y el alcohol. En tanto las armas y las drogas son menos legales, ilegales incluso, pero igual de rentables que aquellas otras industrias. y por lo que ha enseñado la historia, nadie quiere renunciar a bañarse en el dinero de esas utilidades y rentas.
En estos párrafos me referí exclusivamente a la masa que el hombre mueve, que es de suyo muy dañina por los motivos ya explicados; pero que también esos daños son previsibles y enmendables. Ya en otros mensajes posteriores me referiré a las masa enormes que la naturaleza acelera y convierte en destrucción, como son los sismos y terremotos, los huracanes, los tsunamis, los deslaves y las corrientes de agua fuera de un cauce controlado, etc. sin olvidar a las multitudes de hombres conglomerados en ciertos espectáculos públicos, que por "x" causa cobran aceleración y destruyen lo que se halla a su paso, como si fuesen un torrente de sangre y grasa cobrando vidas. A esos hombres a veces parece que los acelera la naturaleza, el miedo, la ira; y otros factores que los ponen en el umbral de las causas humanas y las causas naturales.
Y ni se diga de la energía nuclear, aquella donde se habla de masas infinitesimales, pero de aceleraciones con velocidades máximas; y una enorme liberación de energía (o transformación de masa en energía, lo que es la mayor expresión del movimiento de las masas, cuando las masas son prácticamente "movimiento puro").
Por ello es imprescindible regirse por el "piloto automático", o por el "conductor designado"; me refiero de nuevo a la conciencia. La que es capaz de definir que excesos se hallan en el mundo: si el de autos, el de personas, el de neoliberalismo, el de "negocios a costa de lo que sea", o cualquier otro asunto que se ponga bajo el microscopio de su sabiduría.