Pantera Negra
03-abr.-2009, 19:08
Supongamos que existe un individuo X, digamos que con el seudónimo de “”. Supongamos también que él se dedica a denunciar tanta maldad, en cualquiera de sus vertientes (delincuencia, corrupción, impunidad, prepotencia, negligencia, abuso, etc.).
Pensemos que él desenmascara a los protagonistas malignos de la vida cotidiana; que da nombres de ellos y especifica en qué consiste la malignidad de sus actos. Y que esa denuncia y desenmascaramiento, afecta los intereses de “poderosos” en los diversos ámbitos de la vida (política, negocios, espectáculos, religión, vida cívica, etc.).
Y que los afectados ponen en marcha sus mecanismos de represalia, a pesar de que el susodicho cuide en extremo su anonimato.
Que en cada computadora, en cada celular u aparato de comunicación remota haya instalado un chip de localización; para que modernos satélites al servicio del mejor postor de entre los poderosos, ubiquen el punto exacto en espacio y tiempo, donde está siendo emitido cada mensaje.
Ubicados en el momento exacto en que se abre el correo electrónico; o en el instante mismo en que es usada su línea fija o celular. Ubicada con precisión fantástica la computadora que usó al instante de encenderla y conectarse a la red. Y que a partir de ahí deja de ser anónimo, y se convierte en reo de muerte.
Pensemos que él desenmascara a los protagonistas malignos de la vida cotidiana; que da nombres de ellos y especifica en qué consiste la malignidad de sus actos. Y que esa denuncia y desenmascaramiento, afecta los intereses de “poderosos” en los diversos ámbitos de la vida (política, negocios, espectáculos, religión, vida cívica, etc.).
Y que los afectados ponen en marcha sus mecanismos de represalia, a pesar de que el susodicho cuide en extremo su anonimato.
Que en cada computadora, en cada celular u aparato de comunicación remota haya instalado un chip de localización; para que modernos satélites al servicio del mejor postor de entre los poderosos, ubiquen el punto exacto en espacio y tiempo, donde está siendo emitido cada mensaje.
Ubicados en el momento exacto en que se abre el correo electrónico; o en el instante mismo en que es usada su línea fija o celular. Ubicada con precisión fantástica la computadora que usó al instante de encenderla y conectarse a la red. Y que a partir de ahí deja de ser anónimo, y se convierte en reo de muerte.