annagabby
16-feb.-2009, 09:49
Cuántas veces nos creemos dueños de la verdad
sentados sobre un pedestal
de donde nadie nos pueda bajar
sin escuchar razones,
con nuestro ego y nuestro falso orgullo
seguros de nosotros mismos,
sin un ápice de humildad
creyéndonos perfectos, poderosos,
semidioses
viviendo en nuestro propio reino
donde Dios no tiene cabida ni lugar,
mirando el pecado ajeno sin revisar nuestra conciencia incapaces de perdonar:
A aquel que señalan con el dedo
a aquel que cayó en desgracia,
a aquel que es motivo de escándalo,
aquel que hoy se arrastra por el fango
a quien todos le dan la espalda
de quien todos como el árbol caído harán leña.
Pero
¿sabes que tu suerte un día puede cambiar?
¿que así como subiste puedes bajar?,
y estarías en el mismo lugar de aquel
a quien desprecias de quien apartas tu vista
para no mancharte de quien hablas a hurtadillas
de su mala fama.
Así podríamos estar nosotros
si alguna vez cometiésemos más de un error
si nos dejáramos vencer por el mal
así nos habrán de crucificar
haciéndonos a un lado en la más terrible soledad.
Por eso no te escandalices de ese pobre hermano
que al fin todos somos iguales ante los ojos de Dios.
Mañana podrías caer tú,
hoy caigo yo
porque ¿quién no ha sucumbido a una tentación?
¿quién más de una vez no tropezó?.
Dímelo ¿quién?.
No seamos jueces,
ni verdugos
que en nuestros labios y nuestros ojos siempre
asomen la misericordia y el perdón
para ese ser humano,
ese amigo o enemigo...
para ese prójimo que encontró la desdicha
que en nuestro corazón solo viva,
solo triunfe el amor.
Tomado de la Red
sentados sobre un pedestal
de donde nadie nos pueda bajar
sin escuchar razones,
con nuestro ego y nuestro falso orgullo
seguros de nosotros mismos,
sin un ápice de humildad
creyéndonos perfectos, poderosos,
semidioses
viviendo en nuestro propio reino
donde Dios no tiene cabida ni lugar,
mirando el pecado ajeno sin revisar nuestra conciencia incapaces de perdonar:
A aquel que señalan con el dedo
a aquel que cayó en desgracia,
a aquel que es motivo de escándalo,
aquel que hoy se arrastra por el fango
a quien todos le dan la espalda
de quien todos como el árbol caído harán leña.
Pero
¿sabes que tu suerte un día puede cambiar?
¿que así como subiste puedes bajar?,
y estarías en el mismo lugar de aquel
a quien desprecias de quien apartas tu vista
para no mancharte de quien hablas a hurtadillas
de su mala fama.
Así podríamos estar nosotros
si alguna vez cometiésemos más de un error
si nos dejáramos vencer por el mal
así nos habrán de crucificar
haciéndonos a un lado en la más terrible soledad.
Por eso no te escandalices de ese pobre hermano
que al fin todos somos iguales ante los ojos de Dios.
Mañana podrías caer tú,
hoy caigo yo
porque ¿quién no ha sucumbido a una tentación?
¿quién más de una vez no tropezó?.
Dímelo ¿quién?.
No seamos jueces,
ni verdugos
que en nuestros labios y nuestros ojos siempre
asomen la misericordia y el perdón
para ese ser humano,
ese amigo o enemigo...
para ese prójimo que encontró la desdicha
que en nuestro corazón solo viva,
solo triunfe el amor.
Tomado de la Red