Lucian
11-ene.-2009, 11:04
Aquí les dejo algunos de los primeros escritos que hice... tienen más o menos 4 años de antiguedad
No me hablen de balas.
No me hablen de alcohol.
No me hablen de tabaco.
No me hablen de marihuana.
No me hablen de cocaína.
No me hablen de comunismo.
No me hablen de anarquía.
No me hablen de insomnio.
No me hablen de comida.
No me hablen de pastillas.
No me hablen de tristeza.
No me hablen de reclusión.
No me hablen de vergüenza.
No me hablen de rock.
No me hablen de mentiras.
No me hablen de verdades.
No me hablen de suicidio.
No me hablen de tormentas.
No me hablen de incendios.
No me hablen de tornados.
No me hablen de accidentes.
Hay sólo dos peligros fatales en la vida, y van de la mano: enamorarse y soñar.
El resto es espuma.
Somos.
Nos veo y es así
estás vos, estoy yo
somos ratas de peluche.
De mi costado cuelga
un corazón de los dos
y, como una paradoja,
este ratón cuelga en vos.
Hoy.
Hoy te quiero
y en el cielo
lo dibujo
mientras vuelo.
Hoy te quiero
y me desvelo
por no estar
tocando el suelo.
Hoy te quiero
con anhelos
por sentirte
sin tus velos.
Hoy te quiero
y ya no hay hielo:
tengo abrigo
entre tu pelo
Prohibido prohibir.
Qué clase de estúpido dios soberano podría ponerse por encima de sus hijos iguales y condenarlos a prohibiciones perpetuas, clandestinidades pavorosas, tinieblas de gomas sucias en el brazo y agujas repetidas, donde las miserias corren por las venas en una carrera que también participan la sangre pútrida, la heroina, el dolor y enfermedades del alma y el sistema inmunológico.
Maldita empresa picadora de sesos que sólo nos manipula con sus dosis malversadas, infectas de malicia y estoicisimo espiritual.
No quiero nunca digerir semejante mierda, por favor.
Profugo.
Yo debería estar preso
aunque no haya abierto la boca
porque con una mirada loca
termino hablando en exceso
de cuánto hechizo invoca
tanto objeto de mi rezo
aunque si fuera por eso
tus pieles serían de roca
y tu sueño más espeso.
No me hablen de balas.
No me hablen de alcohol.
No me hablen de tabaco.
No me hablen de marihuana.
No me hablen de cocaína.
No me hablen de comunismo.
No me hablen de anarquía.
No me hablen de insomnio.
No me hablen de comida.
No me hablen de pastillas.
No me hablen de tristeza.
No me hablen de reclusión.
No me hablen de vergüenza.
No me hablen de rock.
No me hablen de mentiras.
No me hablen de verdades.
No me hablen de suicidio.
No me hablen de tormentas.
No me hablen de incendios.
No me hablen de tornados.
No me hablen de accidentes.
Hay sólo dos peligros fatales en la vida, y van de la mano: enamorarse y soñar.
El resto es espuma.
Somos.
Nos veo y es así
estás vos, estoy yo
somos ratas de peluche.
De mi costado cuelga
un corazón de los dos
y, como una paradoja,
este ratón cuelga en vos.
Hoy.
Hoy te quiero
y en el cielo
lo dibujo
mientras vuelo.
Hoy te quiero
y me desvelo
por no estar
tocando el suelo.
Hoy te quiero
con anhelos
por sentirte
sin tus velos.
Hoy te quiero
y ya no hay hielo:
tengo abrigo
entre tu pelo
Prohibido prohibir.
Qué clase de estúpido dios soberano podría ponerse por encima de sus hijos iguales y condenarlos a prohibiciones perpetuas, clandestinidades pavorosas, tinieblas de gomas sucias en el brazo y agujas repetidas, donde las miserias corren por las venas en una carrera que también participan la sangre pútrida, la heroina, el dolor y enfermedades del alma y el sistema inmunológico.
Maldita empresa picadora de sesos que sólo nos manipula con sus dosis malversadas, infectas de malicia y estoicisimo espiritual.
No quiero nunca digerir semejante mierda, por favor.
Profugo.
Yo debería estar preso
aunque no haya abierto la boca
porque con una mirada loca
termino hablando en exceso
de cuánto hechizo invoca
tanto objeto de mi rezo
aunque si fuera por eso
tus pieles serían de roca
y tu sueño más espeso.