Lucian
09-ene.-2009, 11:09
Aquí me encuentro ahora,
en mi cuarto: Una mesa
mediana, vieja, con un pedazo
de plástico blanco cuidadosamente
recortado, que hace las veces
de mantel.
Una cama que chilla hasta cuando
se le asienta un mosquito y con
un colchón más fino que una hoja
de afeitar.
Dos sillas más viejas y usadas que
la mujer que me alquila este cuarto.
Un cajón lleno de libros, fotos,
poemas, almanaques viejos...
La tristeza, la pobreza de mi
mobiliario empieza a asemejarse
a la de mi alma, a la de mi
corazón.
Y es que la poesía te lo quita todo.
Te lo arrebata todo.
Pero lo hace porque tiene que
cobrarse aquellas noches de
cocaína, alcohol y putas, plata
fácil...
Se cobra esas tardes anaranjadas
caminando a orillas del río de la mano
de esa mujer que un día simplemente
desapareció sin motivo...
Amigo, si querés llevar una vida bien,
no escribas poesía.
Seguí mi consejo.
La poesía te lo quita todo, sus intereses
se elevan jodidamente.
Te quita incluso la vida, no sin antes
aueñarse de tu razón.
Es una maldita mafia.
No hay arte, no hay amor, no hay
ilusiones.
Sólo queda un cuarto sucio de pensión
y el hígado atrofiado.
Hacé de cuenta que te lo dice
un adicto a las drogas.
No escribas poesía ¡Escapa!
en mi cuarto: Una mesa
mediana, vieja, con un pedazo
de plástico blanco cuidadosamente
recortado, que hace las veces
de mantel.
Una cama que chilla hasta cuando
se le asienta un mosquito y con
un colchón más fino que una hoja
de afeitar.
Dos sillas más viejas y usadas que
la mujer que me alquila este cuarto.
Un cajón lleno de libros, fotos,
poemas, almanaques viejos...
La tristeza, la pobreza de mi
mobiliario empieza a asemejarse
a la de mi alma, a la de mi
corazón.
Y es que la poesía te lo quita todo.
Te lo arrebata todo.
Pero lo hace porque tiene que
cobrarse aquellas noches de
cocaína, alcohol y putas, plata
fácil...
Se cobra esas tardes anaranjadas
caminando a orillas del río de la mano
de esa mujer que un día simplemente
desapareció sin motivo...
Amigo, si querés llevar una vida bien,
no escribas poesía.
Seguí mi consejo.
La poesía te lo quita todo, sus intereses
se elevan jodidamente.
Te quita incluso la vida, no sin antes
aueñarse de tu razón.
Es una maldita mafia.
No hay arte, no hay amor, no hay
ilusiones.
Sólo queda un cuarto sucio de pensión
y el hígado atrofiado.
Hacé de cuenta que te lo dice
un adicto a las drogas.
No escribas poesía ¡Escapa!