Pantera Negra
29-dic.-2008, 10:26
Mirando la liga femenil de fútbol rápido, una de las pocas del rumbo donde vivo, percibí la enorme distancia entre la destreza varonil y la femenil.
Si bien es cierto que las mujeres en grupo son mas atrevidas, algo mas inspiradas y decididas, para lo cual me basta recordar un episodio personal de hace algo así como 22 años; cuando iba yo en las tardes a entrenarme en el fútbol, siempre solitario como era mi costumbre. Me sorprendió la noche dominando el balón, haciendo sentadillas, abdominales y lagartijas según era mi propio programa de entrenamiento; cuando llegó un grupo de unas seis o siete chicas a practicar fútbol igual.
No recuerdo como fue que terminamos entrenando juntos, si era porque la que debía llevar el balón no llegó, o porque les faltaba un jugador para "cascarear". Al iniciar el juego pensé, de acuerdo a mi joven e inexperta y ególatra ideología de entonces, "van a ver lo que es jugar fútbol"; e iniciamos a jugar.
Supongo que para compensar, en el bando contrario se encontraban las mejores jugadoras, y en mi bando se hallaban las reservas; hice todo cuanto pude por compensar con "mi brillante individualidad" ese pequeño inconveniente. Pero el resultado fue todo lo contrario al esperado por mí. Con simples paredes, juego de acompañamiento, y contundencia en el remate; así como una escalonada defensiva por parte de ellas, nos dieron una escalofriante goleada.
Lleno de pena y con el orgullo algo herido, nos despedimos esa casi noche; agradeciendo mutuamente el favor. Yo para mis adentros empecé a digerir la lección, ellas simplemente agradecieron mi participación. Aún cuando volví en algunas ocasiones a entrenar ahí, ya no las volvía ver. Porque eso es lo que sucede, las mujeres por múltiples razones van dejando el ejercicio.
Ahora que veía este juego de la liga femenil de mi localidad, recordé aquella anécdota.
Y en efecto, a las mujeres en promedio les cuesta mucho poseer la finura o destreza que el hombre posee, en la mayoría de los deportes. solamente las mujeres que han practicado desde temprana edad la danza, el baile o alguno de esos deportes donde se hayan a buen resguardo de las inclemencias del machismo, han logrado alcanzar un aceptable grado de excelsitud. Pero la gran mayoría padece las consecuencias de esa discreta discriminación deportiva, que una sociedad machista de una u otra forma impone.
A mi me han contado muchas chicas, y he visto a otras, como de pronto se ven decidas a hacer deporte. Buscan un sitio donde correr, donde hacer calistenia y acondicionamiento físico; donde practicar fundamentos de boleibol, fútbol, básquetbol, etc. Pero siempre pasa algo que las ahuyenta. A veces van corriendo y las empareja algún tipo, les empieza a hacer charla y es difícil deshacerse de esa incómoda compañía. Las hostigan de una manera discreta, pero persistente. O bien al estar tirando el balón de básquetbol a la canasta, no falta uno o unos tipos que se acercan con su balón a "echar la reta", a la par de "echar los canes". Y no faltan, por supuesto, los piropos semidecentes o los decididamente obscenos, que los espectadores casuales lanzan directo a la dignidad femenina.
Eso es, la mujer deportista es hostigada no digamos sexualmente porque eso quizá sea exagerado el afirmarlo así, pero si incomodada con una "gentileza" innecesaria, con un acompañamiento no solicitado. Una mujer que hace ejercicio sola, parece ser una afrenta para esta sociedad a la que de nuevo califico de machista.
En cambio el hombre puede pasar horas enteras haciendo deporte en cualquier rincón de cualquier parque o deportivo, sin que nadie ose molestarle. Por eso el hombre tiene el privilegio de disponer de sí mismo para concentrarse, para abocarse en su preparación física, para desarrollar su destreza y ser un mejor deportista; no así la mujer.
Y viendo las cosas por fuera, como acostumbran los gobernantes para tratar de gobernar mejor, tenemos que en la población mexicana digamos el 30% practica algún deporte, y de ese 30% quizá sólo el 5% sean mujeres medio intentando que las dejen hacer deporte. Y quizá hasta esté yo exagerando en esos promedios.
Espero que escribiendo esta parte de realidad, la conciencia de la sociedad y de los individuos (valiendo la redundancia) "tome conciencia" de esta discriminación, y se aboque a corregir esos desaguisados. Para bien de las mujeres, que a fin de cuentas y en estricto apego a la realidad, también es para bien de los varones.
Y me faltó añadir otro gran causante de que las mujeres se alejen del deporte, que son los celos de la pareja, de los padres, hermanos, etc. Creo que eso es un mecanismo natural del machismo referido, ya que esos mismos padres, hermanos, tíos, etc. son quienes muchas veces hostigan a su particular manera, a alguna otra chica deportista "ajena a la familia".
Para la sociedad mexicana por ejemplo (aunque podría escribir para la sociedad latinoamericana, o incluso para la sociedad de casi todos los países; pero no lo hago para no pecar de soberbio "hombre de mundo"), el que una chica se ponga ropa deportiva, es tan "atrevido" como usar minifalda o "top" y perdonen que no sepa yo de ropa femenina, ya que no es mi especialidad; y aquí agrego un subparéntesis con una cita de un cuento de Benedetti: (¿quiénes son ustedes?).
En la ideología "medieval" de la sociedad machista, el ver a una chica solitaria haciendo deporte con ropa ajustada, corta o que deje ver algo de sus encantos, es una clara provocación a la libido masculina. Y el hombre presto, por "obligación moral" (por supuesto que ni es moral y tanto menos es obligatorio) se lanza en pos de la presa-carnada.
Así pues, los familiares, novios o esposos de las mujeres deportistas, captan este surrealismo social; y de inmediato se abocan a prohibir terminantemente a la mujer hacer ejercicio sola. Con ello la protegen, es cierto, pero también con ello continúan con la cadena de discriminación deportiva hacia la mujer.
Si bien es cierto que las mujeres en grupo son mas atrevidas, algo mas inspiradas y decididas, para lo cual me basta recordar un episodio personal de hace algo así como 22 años; cuando iba yo en las tardes a entrenarme en el fútbol, siempre solitario como era mi costumbre. Me sorprendió la noche dominando el balón, haciendo sentadillas, abdominales y lagartijas según era mi propio programa de entrenamiento; cuando llegó un grupo de unas seis o siete chicas a practicar fútbol igual.
No recuerdo como fue que terminamos entrenando juntos, si era porque la que debía llevar el balón no llegó, o porque les faltaba un jugador para "cascarear". Al iniciar el juego pensé, de acuerdo a mi joven e inexperta y ególatra ideología de entonces, "van a ver lo que es jugar fútbol"; e iniciamos a jugar.
Supongo que para compensar, en el bando contrario se encontraban las mejores jugadoras, y en mi bando se hallaban las reservas; hice todo cuanto pude por compensar con "mi brillante individualidad" ese pequeño inconveniente. Pero el resultado fue todo lo contrario al esperado por mí. Con simples paredes, juego de acompañamiento, y contundencia en el remate; así como una escalonada defensiva por parte de ellas, nos dieron una escalofriante goleada.
Lleno de pena y con el orgullo algo herido, nos despedimos esa casi noche; agradeciendo mutuamente el favor. Yo para mis adentros empecé a digerir la lección, ellas simplemente agradecieron mi participación. Aún cuando volví en algunas ocasiones a entrenar ahí, ya no las volvía ver. Porque eso es lo que sucede, las mujeres por múltiples razones van dejando el ejercicio.
Ahora que veía este juego de la liga femenil de mi localidad, recordé aquella anécdota.
Y en efecto, a las mujeres en promedio les cuesta mucho poseer la finura o destreza que el hombre posee, en la mayoría de los deportes. solamente las mujeres que han practicado desde temprana edad la danza, el baile o alguno de esos deportes donde se hayan a buen resguardo de las inclemencias del machismo, han logrado alcanzar un aceptable grado de excelsitud. Pero la gran mayoría padece las consecuencias de esa discreta discriminación deportiva, que una sociedad machista de una u otra forma impone.
A mi me han contado muchas chicas, y he visto a otras, como de pronto se ven decidas a hacer deporte. Buscan un sitio donde correr, donde hacer calistenia y acondicionamiento físico; donde practicar fundamentos de boleibol, fútbol, básquetbol, etc. Pero siempre pasa algo que las ahuyenta. A veces van corriendo y las empareja algún tipo, les empieza a hacer charla y es difícil deshacerse de esa incómoda compañía. Las hostigan de una manera discreta, pero persistente. O bien al estar tirando el balón de básquetbol a la canasta, no falta uno o unos tipos que se acercan con su balón a "echar la reta", a la par de "echar los canes". Y no faltan, por supuesto, los piropos semidecentes o los decididamente obscenos, que los espectadores casuales lanzan directo a la dignidad femenina.
Eso es, la mujer deportista es hostigada no digamos sexualmente porque eso quizá sea exagerado el afirmarlo así, pero si incomodada con una "gentileza" innecesaria, con un acompañamiento no solicitado. Una mujer que hace ejercicio sola, parece ser una afrenta para esta sociedad a la que de nuevo califico de machista.
En cambio el hombre puede pasar horas enteras haciendo deporte en cualquier rincón de cualquier parque o deportivo, sin que nadie ose molestarle. Por eso el hombre tiene el privilegio de disponer de sí mismo para concentrarse, para abocarse en su preparación física, para desarrollar su destreza y ser un mejor deportista; no así la mujer.
Y viendo las cosas por fuera, como acostumbran los gobernantes para tratar de gobernar mejor, tenemos que en la población mexicana digamos el 30% practica algún deporte, y de ese 30% quizá sólo el 5% sean mujeres medio intentando que las dejen hacer deporte. Y quizá hasta esté yo exagerando en esos promedios.
Espero que escribiendo esta parte de realidad, la conciencia de la sociedad y de los individuos (valiendo la redundancia) "tome conciencia" de esta discriminación, y se aboque a corregir esos desaguisados. Para bien de las mujeres, que a fin de cuentas y en estricto apego a la realidad, también es para bien de los varones.
Y me faltó añadir otro gran causante de que las mujeres se alejen del deporte, que son los celos de la pareja, de los padres, hermanos, etc. Creo que eso es un mecanismo natural del machismo referido, ya que esos mismos padres, hermanos, tíos, etc. son quienes muchas veces hostigan a su particular manera, a alguna otra chica deportista "ajena a la familia".
Para la sociedad mexicana por ejemplo (aunque podría escribir para la sociedad latinoamericana, o incluso para la sociedad de casi todos los países; pero no lo hago para no pecar de soberbio "hombre de mundo"), el que una chica se ponga ropa deportiva, es tan "atrevido" como usar minifalda o "top" y perdonen que no sepa yo de ropa femenina, ya que no es mi especialidad; y aquí agrego un subparéntesis con una cita de un cuento de Benedetti: (¿quiénes son ustedes?).
En la ideología "medieval" de la sociedad machista, el ver a una chica solitaria haciendo deporte con ropa ajustada, corta o que deje ver algo de sus encantos, es una clara provocación a la libido masculina. Y el hombre presto, por "obligación moral" (por supuesto que ni es moral y tanto menos es obligatorio) se lanza en pos de la presa-carnada.
Así pues, los familiares, novios o esposos de las mujeres deportistas, captan este surrealismo social; y de inmediato se abocan a prohibir terminantemente a la mujer hacer ejercicio sola. Con ello la protegen, es cierto, pero también con ello continúan con la cadena de discriminación deportiva hacia la mujer.