Aleshita
16-dic.-2008, 14:00
6 de la mañana. Suena el despertador. Aunque mis ojos aún están cerrados, puedo escuchar a lo lejos el sonido del café colándose en la cafetera instantánea mezclado con el silencio de la madrugada y la distante voz de pájaros que no sospechan siquiera lo largo que será para mí este día.
Hoy es, saliendo de mi cama lo recuerdo de nuevo, uno de esos días que duran muchísimo mas de 24 horas, uno de esos en los que sencillamente no provoca levantarse, pero ups, muy tarde, ya lo hice. Ahora, solo queda respirar, ahogar las penas en el cada respiro… Ya no puedo engañarme a mi misma inventándome que me quedé dormida; el insomnio me jugó sucio, la conciencia no quiere verme llorar de nuevo.
No había olvidado que era hoy, sería imposible hacerlo… Mi memoria selectiva no funciona, la perdí el mismo día que olvidé la razón en alguna propina de un bar, o quizás en uno de los millones de pañuelos que cayeron sin rumbo, llenos de penas, de lástima, de historias. Me aseo. Me peino mecánicamente, olvidando qué es lo que hago. Enciendo el radio, y já, el destino comienza a hacer añicos mis esperanzas de que el día sea normal… Está sonando su canción, mi canción, ‘nuestra’ canción. Despacio con aparentado interés busco lo que me pondré. Sinceramente no me importa. Si pudiese salir en pijama, así lo hiciera. Hoy, nada me interesa. Nada.
Me pierdo en la monotonía de mis actos y la melodía de la música… Una lágrima se desliza por mi mejilla. No puedo, no ahora. Debo ser fuerte. Debo aguantar. Sin más que una vaga esperanza me voy en busca del café, quizá él me ayude, aunque probablemente no logre lo que nadie, ni nada ha conseguido.
Termino de arreglarme, o eso creo, y me voy. Enciendo el auto con calma, concentrándome en cada acto al máximo, eso me ayudará a evitar problemas. Al salir de casa y de la urbanización me atrapa el tráfico, y me pierdo por un rato. Un rato que acabo de vivir y del que no recuerdo nada. Solo el hecho de que este es el día para recordar, y yo no quiero hacerlo.
Llego, a ese sitio lleno de gente, donde ni siquiera veo un rostro que me llene, que me invite a alejarme de lo que el día de hoy es mi triste realidad. Veo a mi ángel pasar entre ellos hasta llegar a mí. Su luz me llena, pero no me llega. Hoy no. Lo beso delicadamente, y me alejo. Si no hay nadie que me llene, es mejor que esté sola. Sé que pasará, lo sé.
Y así pasa el día, sin pena ni gloria, con lágrimas aisladas que cruzan mi rostro de vez en cuando, testigos de aquello que mi alma grita y mi boca calla. Hijas del dolor y el recuerdo, kamikazes que intentan librarme de mucho, de tanto, de todo.
Antes de irme a dormir temprano, me recuesto en el sofá… Y sucede, sucede lo que intenté evitar todo el día… Recuerdo… Recuerdo todo: lo bueno, lo malo y lo mejor… Recuerdo que lo peor me hizo perderlo.. Y recuerdo también que ser fuerte no es mi decisión, es mi única salida. Miro mi cara en el espejo, miro a esa que soy ahora que no estás, hoy que amaría que estuvieras y sin embargo no te tengo. Hoy que aunque duele, puedo entender por qué no estás aquí… Hoy que daría mi vida por ser otra, por ser ella. Este día en el recuerdo que soy yo, la que ya no está más, las que más nunca va a estar. A la que botaste, la que se fue… Sencillamente recuerdo que ya yo no soy, que dejé de ser…
Hoy es, saliendo de mi cama lo recuerdo de nuevo, uno de esos días que duran muchísimo mas de 24 horas, uno de esos en los que sencillamente no provoca levantarse, pero ups, muy tarde, ya lo hice. Ahora, solo queda respirar, ahogar las penas en el cada respiro… Ya no puedo engañarme a mi misma inventándome que me quedé dormida; el insomnio me jugó sucio, la conciencia no quiere verme llorar de nuevo.
No había olvidado que era hoy, sería imposible hacerlo… Mi memoria selectiva no funciona, la perdí el mismo día que olvidé la razón en alguna propina de un bar, o quizás en uno de los millones de pañuelos que cayeron sin rumbo, llenos de penas, de lástima, de historias. Me aseo. Me peino mecánicamente, olvidando qué es lo que hago. Enciendo el radio, y já, el destino comienza a hacer añicos mis esperanzas de que el día sea normal… Está sonando su canción, mi canción, ‘nuestra’ canción. Despacio con aparentado interés busco lo que me pondré. Sinceramente no me importa. Si pudiese salir en pijama, así lo hiciera. Hoy, nada me interesa. Nada.
Me pierdo en la monotonía de mis actos y la melodía de la música… Una lágrima se desliza por mi mejilla. No puedo, no ahora. Debo ser fuerte. Debo aguantar. Sin más que una vaga esperanza me voy en busca del café, quizá él me ayude, aunque probablemente no logre lo que nadie, ni nada ha conseguido.
Termino de arreglarme, o eso creo, y me voy. Enciendo el auto con calma, concentrándome en cada acto al máximo, eso me ayudará a evitar problemas. Al salir de casa y de la urbanización me atrapa el tráfico, y me pierdo por un rato. Un rato que acabo de vivir y del que no recuerdo nada. Solo el hecho de que este es el día para recordar, y yo no quiero hacerlo.
Llego, a ese sitio lleno de gente, donde ni siquiera veo un rostro que me llene, que me invite a alejarme de lo que el día de hoy es mi triste realidad. Veo a mi ángel pasar entre ellos hasta llegar a mí. Su luz me llena, pero no me llega. Hoy no. Lo beso delicadamente, y me alejo. Si no hay nadie que me llene, es mejor que esté sola. Sé que pasará, lo sé.
Y así pasa el día, sin pena ni gloria, con lágrimas aisladas que cruzan mi rostro de vez en cuando, testigos de aquello que mi alma grita y mi boca calla. Hijas del dolor y el recuerdo, kamikazes que intentan librarme de mucho, de tanto, de todo.
Antes de irme a dormir temprano, me recuesto en el sofá… Y sucede, sucede lo que intenté evitar todo el día… Recuerdo… Recuerdo todo: lo bueno, lo malo y lo mejor… Recuerdo que lo peor me hizo perderlo.. Y recuerdo también que ser fuerte no es mi decisión, es mi única salida. Miro mi cara en el espejo, miro a esa que soy ahora que no estás, hoy que amaría que estuvieras y sin embargo no te tengo. Hoy que aunque duele, puedo entender por qué no estás aquí… Hoy que daría mi vida por ser otra, por ser ella. Este día en el recuerdo que soy yo, la que ya no está más, las que más nunca va a estar. A la que botaste, la que se fue… Sencillamente recuerdo que ya yo no soy, que dejé de ser…