Las palabras de Jesús en Juan 8:17, 18 también son significativas.
Él declara:
“En la propia Ley de ustedes está escrito:
‘El testimonio de dos hombres es verdadero’.
Yo soy quien doy testimonio acerca de mí mismo,
y el Padre
que me envió
da testimonio acerca de mí”.
Aquí Jesús muestra que él y el Padre,
es decir, el Dios Todopoderoso,
tienen que ser dos entidades distintas,
porque ¿de qué otro modo pudiera haber realmente dos testigos?