En realidad sientes que tu mente despertó pero tu cuerpo continúa dormido. Tus extremidades no te responden. Lo único que puedes hacer es mover los ojos y respirar. Y de gritar... ni hablar. La voz no te sale. Para colmo, despiertas con una sensación de estar en peligro. Y el hecho de que no puedes moverte complica aún más las cosas.