POR FIN VOLVIÒ
Como una afluencia
de gozo ilusionado
surge su figura cuál
dulce milagro inesperado.
Llegó de improviso y
en la bruma su rostro,
lejano en el tiempo
tan sólo espera acudir
dócil a mis caricias.
Lentamente se desviste
y todavía sonriente
deja caer por fin su velo
que apenas cubre su cuerpo.
Ella abrazara mi cuerpo
y lo aliviara con los más
suaves manoseos de caricias.
¡Ah, caudal murmuroso
de misterios! y pletórico
de llamas devorantes.
¡A sus suaves dedos!
acompañado de dulces palabras
y en ellas totalmente entregados.
Los dos sonreímos y a la
vez nacen largos suspiros.
POLgarci