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Tema: Hijos del celibato

  1. #1
    Fecha de Ingreso
    11-mayo-2015
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    Predeterminado Hijos del celibato

    Sigue y gracias
    CAPITULO I
    Hoy para José Santos, finalizaba el curso universitario y como el año anterior por estas fechas volvería a pasar sus merecidas vacaciones de verano con su "familia". Más de seis meses habían transcurrido, desde que José abandonara Monte derramo, pueblo enclavado en el gran macizo montañoso de la demarcación de Orense. Provincia que hace parte de una de las cuatro que componen la actual Comunidad Autonómica Gallega

    Contento estaba del año universitario, ya que había sido provechoso y el próximo curso debía de elegir entre la universidad de Santiago o la de Madrid; para finalizar sus estudios de Derecho. Por esto se detendría unos días en Zamora y discutiría los pormenores de su futuro con su tío y protector- el padre Francisco. Pues sin su ayuda económica de él, no hubiera sido posible seguir cursando sus estudios.

    José Santos, a pie y sin dar ninguna importancia a su voluminosa maleta se dirigió a la estación con el fin de salir en el primer tren de la mañana. No cabe la menor duda que era un día muy especial; volver a ver la familia y amigos le producía en su interior un goce casi infantil.

    Al amanecer ceso la lluvia y los faroles eléctricos de la ciudad de Salamanca, reflejaban sus luces en el adoquinado que cubría la casi totalidad de su plaza mayor y sus edificios en su mayoría centenarios se envejecían con la humedad. En sus calles desiertas, solo se oían los pasos de los primeros transeúntes y algún automóvil que en el silencio de la mañana. El ruido de sus motores, penetraba en las viviendas menospreciando los últimos deleites de un sueño tranquilo de sus habitantes. Poco después y según se acercaba a la estación, desgarraban aun más el silencio los silbidos de los primeros trenes que salían de Salamanca.

    En las calles comenzaba el movimiento y los cierres de los establecimientos chirriaban su duro metal al abrir con fuerza su pasaje. Al fin se detuvo, ante las amplias escalinatas de la estación para expulsar el aire de sus pulmones después de una larga marcha. Santos no se detuvo largo tiempo y con esa energía juvenil que le caracterizaba subió de dos en dos la larga escalera para encontrarse de pronto en el sitio más céntrico de la estación.

    El tren deja atrás la culta e histórica ciudad de Salamanca para avanzar por los campos secos de Castilla, deteniéndose en las estaciones de casi todos los pueblos importantes que encontraba a su paso. Y fue apenas una hora después que con un sol abrasador el tren se detuvo en Medina del Campo; uno de los nudos ferroviarios más importantes del norte de España. En la comarca abrigada de "Los Arribes del Duero" el clima es mediterráneo y el Duero recibe la mayor parte de las aguas de la provincia. Junto a éste, el río más destacado es sin duda el Tormes y su vegetación natural se acomoda a las condiciones generales de aridez y acidez de los suelos. Entre las especies arbóreas dominan las encinas, los robles y los castaños.

    Al abandonar Medina del Campo, se percibe a lo lejos de nuevo, el río Tormes representado esta vez en el embalse de Almendra, que discurre tranquilamente formando parte de la frontera con la provincia de Salamanca.

    Zamora es una provincia eminentemente agrícola, por eso muchos de sus campos están deforestados y no-solo de árboles sino de personas. Y esta provincia cuenta con una densidad de población de 20 hab/KLM y aún pervive la casa rural zamorana (adaptada al relieve y al clima). Su relieve escarpado y un clima frío y húmedo marcan unas tierras vaciadas por la emigración.

    El tren al acercarse a la ciudad de Tordesillas encuentra más dificultad, en su ascendente marcha y esto permite observar este peculiar municipio perteneciente a la provincia de Valladolid. Esta ciudad a orillas del río Duero, es un importante centro comercial basado en la agricultura. Después el tren sin perder de vista el Duero vuelve a encontrarlo de nuevo y sin apenas detenerse las fértiles vegas cargadas de tradiciones e historia. Al entrar en la comarca de Toro, se divisa desde el tren la enorme fortaleza y bella colegiata de Santa María.

    Con cierto retraso de la hora prevista y después de frenar ruidosamente el tren quedo parado en el andén central de la estación. Zamora es la capital de la provincia y su núcleo urbano no cuenta con más de 66.000 habitantes que viven sobre un círculo en forma de mesa cortada al sur por él río Duero. Donde se destaca entre todos los edificios, la catedral románica del 1178, con una cúpula bizantina. A la vez las iglesias de Santiago del Burgo, Santa María de la Orta, Santo Tomé, Santiago y la Magdalena, entre otras y todas ellas de estilo románico testimonian de la influencia de la Iglesia en España.

    Mientras los rayos del sol ya iban perdiendo su inclinación vertical al esconderse en el horizonte. José, una vez en la capital siguió caminando hacia la catedral con su voluminosa maleta y fue después de atravesar el casco antiguo de la ciudad que se halló de frente a la imponente basílica de Zamora. Al presenciar esta imponente mole de piedra y alzar la vista, se destaca especialmente la estructura del cimborrio, una cúpula gallona da sobre pechinas de origen bizantino, decoración exterior de escamas en piedra y un anillo de ventanas que refleja al exterior la organización interior.


    Comenzaba a anochecer, cuando decidió penetrar en el maravilloso templo con sus tres naves caracterizadas por su evolución hacia el gótico; que embellecen sus laterales cubiertos con bóvedas de aristas y el principal con una de medió cañón apuntalado. La puerta del rosario, en la fachada del crucero, es un interesante ejemplo de composición románica aunque con algún leve influjo oriental y de frente el altar mayor con su suelo de mármoles y sus capillas sombrías. Al hablar con verdad, nunca había imaginado tanta riqueza para una catedral de tan poca población.

    La riqueza de la iglesia pensaba él, qué fue un mal para el arte si en un templo pobre se hubiera conservado la uniformidad de la fachada antigua. Pero cuando los arzobispos tenían once millones de la época y otros tantos de cabildo, al no saber qué hacer del dinero; se iniciaban obras, se construía con un arte tan decadente que parecían mamarrachos.

    Cuando él penetró en el templo ya la luz del día comenzaba a esconderse por las naves, a la vez que el eco de sus pasos con el silencio resonaba con gran fuerza repartiéndose alterados por los recintos de las naves. Cuando de pronto un hombre tropezó con él cerca del altar mayor y al que José le pidió perdón pese que en al instante comprendió que por sus hábitos que la persona indicada era el sacristán de la catedral.

    EL sacristán que se consideraba el guardián del templo después de observarle detenidamente y extrañado por su maleta con cara de pocos amigos y voz recia le dijo que el templo lo cerraría dentro de unos instantes.
    –Buenas tardes, señor.
    – ¿Busco al padre Francisco?

    Con ojos claros, y acostumbrados a permanecer largas horas en la oscura catedral, el sacristán que parecía ahora más tranquilo volvió a observarlo. Pero esta vez con ciertas dudas y como si no pudiese creer en la semejanza de su rostro con el de su buen amigo el padre Francisco. No obstante, y con ese disimulo que había adquirido en sus largos años de profesión se convenció de su identidad con cierta incomodidad. Después como huyendo de la curiosidad que despertaba entre las beatas y clérigos su presencia en el templo, el sacristán le invitó a seguirle y su rostro rígido se fue animando con una sonrisa cariñosa.

    No tardaron en atravesar la nave central, cuando a la derecha del altar mayor se abrió una puerta dando paso a un canónigo que extrañado saludó con cierta frialdad al sacristán y a continuación después de cruzar lo que para él era la sacristía se dirigieron a un jardín que se extendía a lo largo de los cuatro pórticos del claustro.


    El frondoso jardín refrescaba la tarde calurosa de verano y los eclesiásticos concentrados en sus plegarias refrescaban a la vez sus cuerpos y almas. A su paso por los pórticos, con gran disimulo los sacerdotes levantaban la vista de sus misales para observarles disimulada mente y al avanzar hacia el fondo del claustro. Fue cuando unas palabras mal entendidas les hicieron retroceder.
    – ¡Buenos días Manuel!

    Un hombre en cuestión bajaba en ese momento los peldaños que conducía a la puerta de la vicaria, era de estatura alta, bien afeitado y vestía de negro. – ¡Valla, buenos días nos dé Dios - padre Francisco! Dijo el sacristán colocándose entre él y su acompañante. Asombrado el padre Francisco, miró con sus ojos claros que parecían brillar en él crepúsculo del claustro al visitante y su rostro rígido que parecía tomar la inmovilidad de una estatua se animó con una sonrisa cariñosa.
    El sacristán se sintió extrañado y se llenó desconcierto al observar la sonrisa cariñosa que le había dirigido de nuevo al joven visitante. Por eso pensativo, no pudo por menos mirar sonriente la cara del joven y es cuando observo con más detalle que su rostro bronceado y sencillo, se aparejaba con sus bondadosos ojos azules, que a la vez debían de ser inteligentes y firmes. Después en su detenida observación quiso por simple curiosidad abrir el alma de aquel hombre, casi desconocido; pero lo que más le intrigaba era que en su rostro y físico había una semejanza extraordinaria al padre Francisco.

    Ante la observación continua por parte del sacristán. El no tardo en comprender que su extrañeza se debía a la semejanza con el joven y su semblante se volvió de piedra. A la vez que se detuvo su corazón unos instantes; para después ante la evidencia palpitar de nuevo trémulo de alegría.


    SE SIGUE

  2. #2
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    Predeterminado

    Gracias y este libro esta a la venta , pero también se puede descarga gratuitamente en:
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    HIJOS DEL CELIBATO
    A. PABLO


    PRÓLOGO



    Se conoce por "Hombre Célibe". Al hombre soltero que se abstiene de toda actividad sexual. Esta forma de sobriedad, se sigue practicando a un en muchas creencias religiosas y se le conoce también por Celibato

    El celibato, sin tener relación doctrinal con la iglesia católica, es considerado como una simple ley disciplinaria. Y los principios sobre los que se fundamenta la ley del celibato son: –(a) que el clero puede servir a Dios con más libertad y con un corazón integro
    – (b) que siendo llamados para servir a Jesucristo, pueden abrazar la vida santa a partir del autodominio.

    Esta doctrina no implica que el matrimonio no sea un estado de santidad, sino tan sólo que el celibato es un estado de mayor perfección.

    Conforme la Iglesia medieval se hizo más poderosa, se desarrolló un modelo de ética que aportaba el castigo para el pecado y la recompensa de la inmortalidad para premiar la virtud. Las virtudes más importantes eran la humildad, la continencia, la benevolencia y la obediencia. Todas las acciones, tanto las buenas como las malas, fueron clasificadas por la Iglesia y se instauró un sistema de penitencia temporal como expiación de los pecados.

    Las creencias éticas de la Iglesia medieval fueron recogidas en literatura en la Divina Comedia de Dance, que estaba influenciado por las filosofías de Plantón, Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. En la sección de la Divina Comedia titulada “Infierno”, Dante clasifica el pecado bajo grandes epígrafes, cada uno de los cuales tenía varias subdivisiones. En un orden creciente de pecado coloco los pecados de incontinencia (sensual o emocional), de violencia o brutalidad, y de fraude o malicia (del intelecto). Las tres facultades del alma de Platón son repetidas así en su orden jerárquico original y los pecados son considerados como perversión de una u otra de las tres facultades.

    En la historia de la ética hay tres modelos de conducta principales y cada uno de los cuales ha sido propuesto por la mayoría de las religiones monoteístas como el bien más elevado. La felicidad o placer, el deber, la virtud o la obligación y la perfección deben de ser, el más completo desarrollo de las potencialidades humanas. El advenimiento del cristianismo marcó una revolución en la ética, al introducir una concepción religiosa de lo bueno en el pensamiento occidental.

    Según la idea cristiana, una persona es dependiente por entero de Dios y no puede alcanzar la bondad por medio de la voluntad o de la inteligencia, sino tan sólo con la ayuda de la gracia de Dios. El cristianismo desde un principio realzó como virtudes el ascetismo, el martirio, la fe, la misericordia, el perdón, el amor no erótico, que al contrario, los filósofos clásicos de la Grecia y Roma apenas habían considerado importantes.

    En contesto de la ética cristiana y en sus reglas de oro; se pueden destacar lo siguiente:
    –“Lo que quieras que los hombres te hagan a ti; házselo a ellos” (*1)
    –“Amaras a tu prójimo como a ti mismo”. (*2) Y de manera más constante: “Más yo os digo: Amad à a vuestros enemigos, bendecid a los que os aborrecen y orad por los os maltratan y os persiguen”. (*3)
    –“Dad al César lo que es del César y a dios lo que es de Dios”. (*4)

    Se puede decir que en realidad la Iglesia buscó el poder terrenal y no el divino, obligando incluso por la fuerza más inhumana las reglas de una ética marcada por unas costumbres inquisitoriales. Para esto, no dudó en convencer a los demás de su justa moral.

    Desde que el hombre vive en comunidad, todas las religiones se fundan, en una regulación moral de la conducta necesaria para el bienestar colectivo. La doctrina de la Iglesia es aprovechada por muchos, para seguir permitiéndose subyugar al pobre con buenas palabras y promesas de una mejor vida después de muerte. No dudando los distintos sistemas religiosos en establecer a veces de forma irracional, a los que violaban los tabúes religiosos o sus conductas. Imponiendo por la fuerza, los hábitos y costumbres, de leyes decretadas por sus líderes civiles o eclesiásticos.

    No obstante, el verdadero pilar de la Iglesia sigue siendo el Celibato. La Iglesia sabe que los desequilibrios y caídas de las civilizaciones antiguas fueron por la falta de una rígida disciplina en sus sacerdotes y el miedo de la pérdida de poder, la lleva a seguir instalando una disciplina moral sobre la conducta de sus prelados.

    La historia del celibato sacerdotal ha sido tempestuosa desde que se convirtió en ley para el clero de rito latino en el siglo VI. Juan Pablo II en su encíclica del 24 de junio de 1967, reafirmó la posición tradicional de la Iglesia, volviendo a recalcar con fuerza, de la necesidad de la doctrina del celibato eclesiástico. La cual provocó y se convirtió en una cuestión eclesiástica muy discutida.

    La Iglesia católica se enfrentara próximamente, a una profunda revisión de sus principios temporales. Los escándalos sexuales del clero a lo largo de la historia, han sido innumerables. Es verdad que hasta ahora consiguió encubrir los abusos de sus instituciones. Pero este último siglo con el avance democrático y el progreso tecnológico de los medios de comunicación. Lograron poner en evidencia los valores morales de sus prelados.

    El celibato del clero fue ya rechazado por los reformistas protestantes. Martín Lutero sirvió de ejemplo a sus seguidores casándose con una antigua monja y el matrimonio de este le siguió la de otros convirtiéndose en línea común para el resto de ellos, al separarse de la Iglesia católica.


    (*1) = Santo Evangelio según San Mateo. Capítulo 7. Versículo 12.
    (*2) =Antiguo Testamento. Libro Tercero de Moisés, llamado “Levítico”. Capítulo 19 versículos 18.
    (*3) =San Mateo. Capítulo 5. Versículo 44.
    (*4) =San Mateo Capítulo 22. Versículo 21.

    No obstante, la Iglesia Católica, seguirá justificándose. Pues para ella según San Agustín la maldad intrínseca de la naturaleza humana, nos expone continuamente a las tentaciones del “diablo” en sus excesos carnales y justifica su doctrina moral cristiana sobre la castidad y el celibato.



    CAPITULO I

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