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Tema: Promenade de un principe

  1. #1
    Fecha de Ingreso
    29-febrero-2012
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    Predeterminado Promenade de un principe

    PROMENADE DE UN PRINCIPE
    ................
    por Alejandra Correas Vazquez

    (Tuthmosis IV)

    Un radiante mediodía la planicie de Gizhá contemplaba la presencia de un grupo de príncipes egipcios de Menfis que venían de caza. El sol caía con sus lenguas de fuego, rebotando sobre la pulida superficie de las tres pirámides. La arena semejante a un mar amarillo, centellaba ante el resplandor del astro rey. La placidez encantada sumía sus figuras extendiéndose por aquel escenario, donde el coro de voces juveniles cubrieron muy pronto la soledad de la atmósfera.

    Ágiles como sus corceles, estos príncipes de Menfis (capital egipcia del norte) recorrían la dimensión arenosa del desierto con la alegría rebosante de su juventud. El bronce rojizo de sus cuerpos contrastaba con la coloración clara de sus vestiduras. El esplendor de la vida emanaba en cada uno de ellos, como canto a la naturaleza. El conjunto era vigoroso. Animados por la caricia luminosa del día expresaban con su plenitud el placer de la existencia. Los temperamentos particulares definían sus naturalezas íntimas.

    Uno de ellos —el más joven del grupo— tenía caracteres de notable sensibilidad. Muy delgado, refinadamente esbelto, de elegancia delicada, mostrando una frente alta y abultada que expresaba con soltura su temperamento intelectual. En contraste, su rostro estaba enmarcado por unas orejas pequeñas y adornadas de argollas. Su cabellera morena era muy abundante, mostrando los sutiles rasgos de sus esculturas.

    Con sus manos finas de huesos pronunciados, dirigía aquel día con esbeltez su brioso caballo. Su gesto aristocrático y altivo sujetaba el mentón sin perder la dulzura general. Nadie habría concebido al contemplarlo que aquel núbil príncipe, de delicadeza rayana en lo femenino, pudiese ser hijo del musculoso y cruel faraón Amenofis II quien estremecía todos los extremos del imperio egipcio, con su sádica y arrogante personalidad.

    Pero este príncipe Tuthmosis —de inclinación romántica y mística— no preocupaba en nada a su belicoso padre, dado que él no era el heredero oficial de la corona. Pues había otro sucesor ya elegido. Siendo el bello doncel sólo un príncipe secundario y libre por tanto de movilizarse en compañía de sus amigos. Sobre Tuthmosis en aquel momento, no recaía responsabilidad alguna.

    El sol caía incandescente sobre las cabezas y la arena, ardiente como una llamarada, impuso a los jóvenes un intervalo de descanso. Descendieron de sus carros de caza con fatiga y fueron en busca de la sombra, cuyo amparo ofrecían los monumentos. Tuthmosis eligió reposar junto al Dios Esfinge, el dios solar, a quien la arena cubríale todo el cuerpo dejándole sobresalir únicamente la cabeza, lo que alcanzaba una altura de más de quince metros. Su cuerpo distendióse y la quietud llenó aún más de meditaciones, aquel silencio pétreo de Gizhá.

    Mientras el país conmovíase en agitaciones sin cuenta, llevado de la mano por su fogoso faraón Amenofis II (hijo de Tuthmosis III el vencedor de Armagedón), su vástago menor contemplaba la imperturbabilidad del desierto a la sombra de aquellos silenciosos monumentos, que tenían ya por entonces, más de mil años de existencia. La serenidad del ambiente en aquella siesta sahariana, terminó por hacerlo caer en un profundo sueño. Sus facciones adquirieron entonces una mayor dulzura y su cuerpo distendido, bello y bronceado, cobró una elegancia especial dormido a los pies del Esfinge de Gizhá. De improviso, como un relámpago caído en aquel ardiente mediodía, o como un trueno que invadiera la monotonía del escenario interrumpiendo el descanso, una voz sonora y penetrante quebró la placidez de Tuthmosis :

    “¡Alza los ojos y mírame! ...Oh hijo mío Tuthmosis!”

    El príncipe se incorporó con rapidez, extrañado y sorprendido, alzó los ojos como le dijera la Voz buscando con inquietud su procedencia ...pero... ¡Nadie había allí! Ningún personaje real y humano como él, sólo la imperturbable forma pétrea del dios sol Esfinge. Y la Voz continuó hablándole para confirmar al muy asombrado Tuthmosis, que efectivamente provenía de allí ... de El :

    “¡Yo soy tu padre! … ¡El Dios Sol... Y te doy mi reinado sobre esta tierra”

    Enmudecido y sin dudar ya, Tuthmosis permaneció sumiso y arrobado junto a la gigantesca figura del Dios Solar de Heliópolis, quien le hablaba... Con su rostro pétreo de Esfinge, el dios sol heliopolitano continuó emitiendo su voz en el mismo tono emocionado del comienzo ...para transformar toda la existencia de aquel príncipe olvidado... Como también la de la nación entera, dando vueltas la historia del país del Nilo y cambiando por completo la vida de Tuthmosis. El era hasta ese momento un príncipe olvidado, alejado de la fastuosa corte tebana radicada en el sur. Había nacido en el norte del país y se hallaba ajeno a la política guerrera imperante. Pero sin embargo, en aquel instante, de ser nadie entre el conjunto de hijos del fogoso Amenofis II, habíase transformado de improviso, en el:

    …“ELEGIDO”…Sí… Elegido por el Dios Sol del Egipto, en su figura de Esfinge. Su mensaje continúa grabado en piedra desde entonces :

    “Tu estarás a la cabeza de los vivientes adornado de la Corona Blanca y la Corona Roja y estarás sentado en el trono de Geb, el Dios Tierra. El país te pertenecerá a todo su largo y todo su ancho así también como todo aquello que ilumina el ojo del Señor-de-Todo... Las riquezas del Bajo Egipto y el Alto Egipto, así como los grandes tributos de todos los países serán tuyos. Todo es para ti... por largos años. Mi apoyo y favores son para ti. Hace muchísimos años que posé en ti mi mirada y mi corazón… Tú de tu parte me protegerás porque tal como me hallo hoy día, me encuentro como enfermo y como ahogado por la arena del desierto que me cubre ¡Atiéndeme y ejecuta mis deseos! Toma conciencia de que tú eres mi hijo y mi protector ¡Ven a mi pronto! Estoy contigo...¡Yo soy tu guía!”

    Este no era el primer oráculo ni tampoco sería el último. Los dioses que respondían al monasterio de Heliópolis siempre hablaban desde sus estatuas y tal vez nunca sabremos por qué medios, aunque los estudios modernos revalorizan sus valores acústicos. Los heliopolitanos se extinguieron hace milenios, haciendo un “mutis por el foro” y llevándose al silencio eterno sus secretos. Tal como vivieron y como actuaron.

    Tutmosis IV era el Elegido .Una sociedad nueva se instala en el Nilo a través suyo, para delicia de nuestro juvenil faraón quien trocó la violencia en armonía. Si los dos monarcas célebres que habrían de sucederle como herederos legítimos, su hijo y su nieto (Amenofis IIII y Amenofis IV o Akhenatón) serían baluartes de la paz, suprimiendo las guerras, en él esta paz se destaca de manera especial, porque Tuthmosis IV recibió en sus manos un reino totalmente guerrero, invasor y genocida, y lo transformó en un reinado pacífico.

    Encontró un Egipto imperialista, destructor de rivales internos y externos, con devastación de países vecinos donde la batalla de Armagedón o Meggido (ganada por su abuelo Tuthmosis III) ha quedado en la memoria de los pueblos (y en especial en la tradición bíblica) como un grave acontecimiento histórico que sobrepasa la leyenda. Pero Tuthmosis IV con la fuerza de su juventud, y sus convicciones, lo modificó todo. Cambió las reglas del juego. Dio vuelta los conceptos vitales de su tiempo, transformando a Egipto en un mensajero de la Paz.

    Su figura es como un bello poema surgido entre los desencuentros de los hombres que le antecedieron, y los que habrían de sucederle. El abrió una ruta que hizo vivir a los habitantes del Nilo y a sus vecinos, un centenar de años dichosos. Alabémosle aunque sea luego de treinta y cuatro siglos por un mérito semejante.

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  2. #2
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    Interesante el egipto antiguo, es una lástima que en México estén suprimiendo la historia de estos libros de texto y en los programas e estudio.
    ¡Pensar por cuenta propia!

    GBNL

  3. #3
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    Tienes razón Giordano, entran directamente los colegios en la tecnología. En el último año del primario yo tenía dos temas Egipto y Mexico. También religiones hinduismo, budismo, islam, sintoísmo.

    Alejandra

  4. #4
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    Cita Iniciado por Alejandra Correas Vázquez Ver Mensaje
    Tienes razón Giordano, entran directamente los colegios en la tecnología. En el último año del primario yo tenía dos temas Egipto y Mexico. También religiones hinduismo, budismo, islam, sintoísmo.

    Alejandra
    En México se están deshaciendo de las antiguas civilizaciones en la enseñanza, hay como un movimiento quizás a reducir la enseñanza de la historia.
    ¡Pensar por cuenta propia!

    GBNL

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