El alma de Dios

Jer. 31: 3 Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado;
por tanto, te prolongué mi misericordia.

Nada hay más desconcertante para la mentalidad antropocéntrica que limita la comprensión de la realidad de Dios, qué, una de las primeras cosas que fueron reveladas antes que todo lo que existe, sea el amor de Dios, eterno, incondicional, simplemente expresado fuera del drama de la criatura caída pero redimible, por ser semejante y en pequeña escala proporcional al Ser supremo del cual naturalmente vendrían las cualidades humanas.

Esta similitud con el Creador es la que nos permite esbozar el ser Dios desde la apreciación de las potencialidades de nuestra propia alma, al margen de la teoría “neuro responsable” de la psicología humana, la Biblia plantea la existencia de una entidad intrínseca del cuerpo físico que cuestiona seriamente lo que amañadamente ignora la falsa ciencia y es el simple hecho de no mencionar porqué la química cerebral no añade a su receptáculo, las nuevas combinaciones de los elementos que producen las grandes ideas, la inspiración, la multiforme singularidad y porqué no se trasmiten estas nuevas muestras a la siguiente generación que debería tener neuronas más avanzadas, más bien de hecho la “fotocopia” del ser humano es cada vez más borrosa, la evidencia esta al oír la música de moda, ver la conducta de las sociedades, la mediocridad del arte en todas sus facetas, unánimemente podemos decir que jamás alcanzarán la gloria de los antepasados, si bien la genética se ufana de modificar a los individuos in Vitro, tan solo trata de prevenir anomalías latentes, pero jamás producir un Paraménides, un Davinci, o un Babbage, simplemente porque cada persona es única e irrepetible, aunque en el epílogo de esta era, habrá un clon humano que poseerá la mente más inteligente de todos los siglos, la ciencia creerá haberlo logrado, sin embargo sabemos que se tratará de un cuerpo con el espíritu del ángel caído, la bestia o anticristo.

Cuando hablamos del alma no vamos a tratar conocimientos o personalidad y, ni hablar de nociones metafísicas o partes de la materia gris que se encienden y apagan para beneplácito de los que gustan de “manzanitas”, sino vamos a enfocarnos en las potencialidades, estas características humanas que lo convierten en un prodigio, por lo cual un solo individuo es capaz de cambiar el curso de la historia, reprogramar el devenir de un pueblo los próceres de los pueblos son el ejemplo.

Primero está el genio de la lámpara craneal, que puede cortocircuitar la red neuronal, el arma más letal conocida es, la inteligencia; aunque la han prorrateado en varios “tipos” la inteligencia es una sola pero su aplicación en millones de situaciones, procesos y elementos, no tiene moral, no tiene prejuicios, no hay ley que la limite, todo lo que toma en su control le es indistinto, aparece notoriamente hasta en los más indeseables seres, solo una inteligencia o razón superior la puede dirigir; sus posibilidades son tan grandes como el universo que puede conquistar, solo necesita del espíritu humano la información, las virtudes, la vocación, la cultura, La fe y el insaciable apetito por el conocimiento, en este punto se alimenta directamente de las cosas que existen porque ha descubierto en ellas la física, la sincronía, el equilibrio, los ínfimos ajustes a los que le deben sus existencia las cosas que vemos, la inteligencia ha descubierto inteligencia en su entorno remoto, pero una rara perversión, le hace creer que viene de la imbecilidad de las bestias, de la estúpida idea de la suerte, al hallarse invertida hacia el interior de las criaturas, que solo ven lo que quieren ver.

Desde mucho antes de que al hombre le interesara en serio la ciencia y la artes, la Biblia enunciaba:

Ex. 35: 30 Y dijo Moisés a los hijos de Israel: Mirad, Jehová ha nombrado a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; 31 y lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte, 32 para proyectar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, 33 y en la talla de piedras de engaste, y en obra de madera, para trabajar en toda labor ingeniosa. 34 Y ha puesto en su corazón el que pueda enseñar, así él como Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan;

Jer. 10: 14 Todo hombre se embrutece, y le falta ciencia; se avergüenza de su ídolo todo fundidor, porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espíritu en ella.

Sesenta y un veces aparece la palabra ciencia en la Biblia y la más conocida es la que profetizó Daniel para nuestro tiempo:

Dn. 12: 3 Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. 4 Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.

Note esto último no dice que la inteligencia se aumentará sino la ciencia, es decir los áreas de investigación, la profundidad del saber, las aplicaciones, estamos en la era dorada anunciada por el brillante libro de libros, siempre actual, pertinente, consistente, porque fue inspirado por la inteligencia omnisciente de Dios, sazonada por el carácter y entorno de los escritores, es la expresión honesta del alma, del creador de las almas.

La segunda instancia del alma es el sentir, esa energía potencial que no viene de la razón aunque se cualifica a través de ella, no se aprende no se impone simplemente surge del interior según el momento y conforme el individuo se forma se van activando nuevas instancias que al fin le dan plenitud al ser, plantea la necesidad de dar y recibir su dones, es lo único que nos exime de ser una “cosa” más entre los objetos, es lo que determina la aprobación y el disfrute de los valores que se nos inculcan o la compresión del odio listo a dañar a quemarropa.

No existen magnitudes para los sentimientos, la reciprocidad es un milagro, la percepción es un misterio, la intuición un raro preconocimiento, el instinto que amplía nuestro perímetro sensorial, aún se cree que podemos hacer prodigios telequinéticos, telepatía, o el “dejavu” que se explica como un paseo extra corporal del ser en tiempo y espacio, etc.
Note usted que podemos hablar de esta materia sin limitarnos por la ciencia miope que no puede tratar lo intangible aunque debería por lo menos reconocer el testimonio de millones de personas lo cual tiene un peso estadístico abrumador sobre cualquier otra noción científica, que es monopolio del escepticismo.

… continuará …