PEÑISCOLA--EL PAPA LUNA



Con un sol fuerte, nuestro autocar rueda lejos de Salou y, al acercarnos a la ciudad de Tortosa en la provincia de Tarragona; cambia el aspecto del paisaje. Ya se ven menos viñas y olivares que en la provincia de Barcelona y comenzamos a encontrar huertos de naranjos. Que son vanguardia del ejército de naranjos de la huerta Valenciana. El chofer, después de salvar las revueltas de la carretera, por ambos lados de la cuenca del Ebro, deja correr su vehículo con la confianza que inspiran las carreteras rectilíneas y bien asfaltadas. Ya falta poco para llegar al término de nuestro viaje, la ciudad encantada de Peñiscola y, fue después de Vinaroz. Que de pronto divisamos a lo lejos, unido a la costa como un buque encallado, blanco y enorme el caserío al pie del castillo de Peñiscola con su muralla coronada de torres.

Al llegar a la costa, se erigen los hoteles modernos en las playas, después el istmo arenoso cruzado hoy, por una firme carretera. El autocar se detiene en las puertas de la primera muralla y desde el autocar. Antes de cruzar la muralla, me pongo a pensar en otros tiempos y así poder imaginar a las numerosas mujeres en torno al lavadero, golpeando las ropas, para luego volverlas a colocar bajo el chorro de la fuente surgida de la roca. A la vez que los chiquillos gritan en un dialecto medio Valenciano y medio Catalan. Poco después, el chofer del autocar con voz cansada, me devuelve a la realidad, al pedirnos que el autocar había llegado a su término y que debíamos dejar el autocar y desde allí hacer el recorrido a pie. Al volver a la realidad y dejar el pasado. Quede maravillado al atravesar la puerta de la primera muralla y encontrarme que losas resbaladizas que componen el pavimento de las calles como en Medioevo.

Los que caminan en cabeza se dirigen guiados por el instinto y, los de atrás continuamos detrás y confiados en ellos. A la entrada del castillo, descansamos en espera de nuestro turno y, dejamos las discusiones de la gente, al querer todos entrar a la vez. Lo primero que el guía nos explica, es que la fortaleza había sufrido tres largos bombardeos en los últimos siglos. Y fue al entrar en el salón más grande con ventanales góticos. Indudablemente se comprende que fue aquí donde el Papa Luna recibió con aparato pontifical, a los enviados del concilio de Constanza; que fue el posterior al fracasado de Pisa.

Con cautela me asome con inquietud a la boca de dos mazmorras que debieron haber sido utilizadas por los famosos Templarios, a los cuales el castillo sirvió de fortaleza y, después a su inquisición, con arreglo a las bárbaras costumbres judiciales de aquellos tiempos. Respiré al salir de paseo por el camino de ronda de las murallas y, quede como encantado, al divisar la extensión ilimitada del Mediterráneo. Que se perdía en el infinito por ambos lados de la costa. Luego contemple el mar tan intensamente azul con sus ondulaciones suaves y largas, en esa llanura de olas y espuma en incesante movimiento. Subí luego a una torre de un solo piso con el escudo de los Lunas grabado sobre la puerta; era la parte del castillo más saliente sobre el mar. Desde allí el Papa Luna, enjuto e inmóvil como una momia, podía divisar el horizonte intentando alcanzar con su desgastada vista la costa Italiana y Roma, donde siempre había tenido un adversario que combatir.

Martín V, el papa de Constanza, podía con razón, mostrarse inquieto mientras existiera el anciano refugiado en Peñíscala y, mismo después de su posible envenenamiento. El Papa Luna vivió, muchos años coronado Papa de Avigñon y recuerdo cuando anteriormente visite Avignon, que ya quede intrigado por este cisma que un siglo después acabaría con la escisión más importante de la Iglesia. La del Protestantismo. Pero fue al pasar un día por el puente roto sobre el Rodano en Avignon, que me dije que era vergonzoso que no conociera esta ciudad y, una mañana me detuve para visitar el Palacio de los Papas. El cual me pareció ser el monumento más hermoso de la tierra. Como a la vez su arquitectura civil del la Edad Media y, su formidable masa, me hizo interesarme en su historia de esos siglos tan oscuros.

Bien recuerdo que ese día el cielo estaba limpio, el aire puro con su sinfonía majestuosa del Mistral (viento fuerte que se desarrolla en el valle del Rodano) y, la piedra guardaba el color dorado, que según los trovadores proporcionaba con sus reflejos, fuego en la mirada de las damas. Vi retratos de Gregorio que murió en Roma, motivando si querer, el cisma en Occidente. Luego contemple las dos últimas pinturas; la primera de Clemente VII, primer Papa de Avignon, y la segunda representaba a Don Pedro Luna. Él ultimo Papa de Avignon, que perseguido por Roma, encontró refugio en Peñiscola.
Don Pedro de Luna, poseía unas extraordinarias cualidades y, un carácter de gran firmeza, como “buen tozudo Aragonés”.

El panorama de los siglos XIV YXV, periodo más conocido como: «la época de hierro de la historia» fue tiempo de guerras, las más largas que el mundo ha conocido. Asedios, desordenes y luchas sangrientas provocadas por la codicia, la corrupción generalizada del clero y, la posterior claudicación de la Iglesia.
Los escritores Protestantes, en su guerra con la Roma Católica, dedicaban sus golpes a este Papa luna, que además de ser Español decían que era un Lunático; adjetivo que quedaría para siempre como insulto. Los escándalos del periodo del Renacimiento, atribuidos à Lucrecia Borgia, hija del Pontífice, hicieron que también fuera calumniada y, hoy para denominar una mala mujer. Se la determina con su nombre. Víctor Hugo narra maravillosamente su drama y como también últimamente Jorge-Luís BORGES, escritor, sin duda comprometido. Pone el dedo en los puntos más sensibles de la conciencia contemporánea y en un estudio preliminar de la Divina Comedia, de Dante. Borges, ridiculiza los testamentos de la Iglesia, al entrar en polémica sobre el tiempo que tardaría el alma en su recorrido después de la muerte. Borges al no contestar la tesis de Dante y aprobar que los arrepentidos a tiempo, destinan seis días en total, un día al infierno, cuatro al purgatorio, y él ultimo al paraíso, en donde el tiempo ya no cuenta por volverse eterno.

El perdón a tiempo, según Borges; no debe ser él pretextó que se enarbola cuando es necesario para lavar ante Dios y los demás su propia hipocresía. Esconderse en la religión para muchos es fácil. Porque para ellos se trata de un “mea-culpa” continuo y, no de la convicción del sentimiento de culpa en sentido de responsabilidad. Mismo en las democracias la gente tiene miedo a la libertad; por eso sigo pensando, que el perdón a tiempo, no merece ser arma política que se enarbola cuando es necesaria para ahuyentar el temporal: bien sea para que el Vaticano lamente lo de Galileo y reconozca después de un siglo de combatir las teorías de la evolución de Darwin, y la colaboración de la Iglesia con el fascismo Internacional y su actitud conservadora.


No obstante, creo que hay muchos interesados en que todo esto sea olvidado. Por eso sigo pensando, que la crisis espiritual viene indicada en proverbios del entonces, tales como: -«Siga el tiempo quien vivir quisiera, si no, hallarse solo y sin dinero»-«Si hoy día queréis alcanzar buen puesto; adula»-
«Si queréis vivir, no tengáis conciencia»

Así fue y así sigue siendo la norma corriente de vida; De forma que le hombre adora y adorara al Dios dinero y, su instinto animal sigue intacto.
Reconozcamos que este siglo que terminamos, no fue mejor. Ya que para mí fue el más cruel que jamás conoció el hombre. Al no dejar plaza ni a la poesía. Y la verdad que no sirvió para mucho, al terminar sus luchas ideológicas en simple utopía; la igualdad por la que se lucho fue totalmente imposible y, para ello los a cerrados al poder tuvieron y tienen que cometer la más horrorosa crueldad.
El futuro es incierto y pese a los cantos de sirenas de un mejor reparto de la riqueza a través de la democracia y de una impuesta Globalización de la economía. Mi opinión es que la Globalización es incompatible con la defensa de los (Derechos Humanos). De lo que se trata es de estimular un capitalismo salvaje e inhumano y “Lo que profetizo Orwell es una pálida sombra de lo que está ocurriendo”. -¿Cuánto, como estas? Estoy como el dinero que ganamos. ¿Cuánto "cómo" vales? Estoy como el tiempo que perdemos. ¿Cuánto por día? Ya no cuenta, pero estoy. Vale muy bien, gracias. ¿Billetes verdes o billetes suaves? % % %

De vuelta y después de pasar el Ebro de nuevo cambia el paisaje, así como el de su costa divina; pero ensimismado ya no le pongo atención y sigo recordando la novelesca historia del Papa LUNA.

Pablo García