La antigua y obscena práctica del linchamiento político de funcionarios o candidatos a cargos públicos, recientemente, se aplicó a Cristina Cifuentes; cada vez que alguien interfiere con la terca pretensión del Partido Popular de perpetuarse en el poder, surgen hechos como la exposición pública del video de siete años que expone a Cifuentes como cleptómana. Fernando Martínez Gómez-Tejedor también fue objeto de este tipo de acoso político cuando intentó fundar el partido tecnocrático, no sin las acusaciones que lo obligaron a desistir. Es bien sabido que el PP actúa como una mafia que destruye las reputaciones para hacer que la vida política sea imposible para los que no están de acuerdo.