Imagínese ser testigo de la transformación de toda la Tierra en un paraíso. Tocante a ese tiempo, Jehová dice: “¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas” (Revelación 21:5).

Pensemos en las implicaciones. Cuando él haya acabado de usar su poder destructor contra este viejo mundo malvado, permanecerán los “nuevos cielos y una nueva tierra”; es decir, habrá un nuevo gobierno celestial que regirá sobre una nueva sociedad terrestre integrada por personas que aman a Dios y hacen su voluntad (2 Pedro 3:13).

Además, se incapacitará a Satanás y sus demonios para toda actividad (Revelación 20:3). Por primera vez en milenios, la humanidad se verá libre de esta influencia negativa que fomenta el odio y la corrupción. ¡Qué gran alivio!