Poder flirtear sin limitaciones y tabús, en mundo donde el sexo, amistad y amor no se entrelazaran.
Donde no te sintieras reprimido por la sociedad o tu entorno. Donde el límite estuviera en el respeto a los demás, sin tener en cuenta que el antojo personal, no debería limitarse en el derecho ajeno que por su condición individual de represión moral, limita mi propio derecho al desarrollo personal de pasiones que al final al único que incumbe si no limita realmente el derecho ajeno es a mi.
Es tarde, estoy cansado y como lo acabo de escribir en otro hilo por motivo parecido lo repito aquí.