Reflexión sobre la muerte

[lokanavda]

A pesar de que la muerte es una ley natural a la que está sometido todo ser viviente, ésta no deja de preocupar tanto al más sabio como al más ignorante.
Todo el mundo tiene temor al hecho de desaparecer para siempre de la faz de la tierra; desde los buenos, por más que presuman de valentones o indiferentes, …hasta los malvados, que son los que tienen mayores razones para aborrecer ese suceso ineludible, porque no saben con certeza lo que les espera al otro lado: si castigos por sus malas acciones durante su existencia, o el vacío de la nada.
Hay gente que cree que no se va a morir nunca. Gente que se cree inmortal; que se pasa la vida distraída, acumulando riquezas, propiedades, joyas, y haciendo muchas tonterías; pero lo cierto es que todos, sin excepción nos iremos de este mundo a su debido tiempo. ¿Cuándo? ¿A qué hora? ¿Y en qué lugar? ¡Eso es un misterio!
No importa que vayamos cientos de veces a la iglesia; no importa lo mucho que oremos; tarde o temprano tendremos que salir de este mundo, y todos los tesoros que hayamos acumulado afanosamente durante toda una vida, se quedarán aquí, donde la polilla, el comején y los buitres humanos se encargarán con placer de repartirse el botín entre sí.
Nada material puede llevarse al Mas Allá; ni ropa, ni automóviles, ni mansiones.
Puede que uno logre durante su existencia una gran cuenta en el banco, una hermosa familia con bellos hijos, o una vivienda lujosa; o puede que uno tenga en mente innumerables y magníficos planes para el futuro, pero a la muerte no le interesan los bellos sueños que abriguemos.
Estos detalles, amigo lector, son los que nos hacen pensar si valdrá la pena vivir como muchos, practicando la maldad, el egoísmo, la vanidad, olvidando que lo más importante en esta vida que hoy desperdiciamos, es el conocimiento de que hay un destino espiritual; que somos espíritus encarnados, y que debemos realizar todo el bien que nos sea posible en el breve periodo de existencia que se nos ha concedido bondadosamente.
No hay forma de eludir la muerte; por tanto, debemos estar listos mentalmente para cuando nos toque dar ese paso final del que no podemos substraernos.
Un saludo a todos los estupidos ateos de este foro.

Bueno, antes de nada, me gustaría presentarme pues es mi primer post y soy nueva en el foro: me llamo Maria
Viendo los apartados este ha sido el primero que me ha llamado la atención y al leer lo escrito, me ha echo reflexionar aún más sobre lo que significa la muerte...
Me encantan las opiniones coherentes y con valor, por eso voy a dar mi opinión junto al primer post:

¿qué es la muerte?... ya que este apartado se llama: reflexión sobre la muerte, voy a reflexionar un poquito...
La Muerte es la pérdida de las funciones motoras corporales y sobretodo cerebrales (estrictamente hablando), pero ¿qué es en realidad? desde mi punto de vista, la Muerte no es nada más que el principio de una nueva vida, miedo, soledad, dolor... Son las palabras que a primera se me vienen a la mente al pensar en esta dama, pero cuando busco algo más también comienzan a aparecer: Libertad, Comienzo, Conocimiento... La Muerte no tiene por que ser una capa con guadaña, podría ser una bella dama que te tiende su mano cuando el destino decide que ha llegado tu hora.

No quiero meterme en temas religiosos pero sí voy a decir una cosa: Ya seas Musulmán, Cristiano, Budista, Wiccano,... La Muerte es un denominador común en todas por que tarde o temprano vendrá a visitarte.

Maria

[Rusko]

y si, yo soy atea, pero creo en espiritismo... un poco largo de explicar...pero así es

¿?¿?¿?. “Cuando se deja de creer en Dios, se empieza a creer en cualquier cosa” (de Chesterton, creo)

Bueno, antes de nada, me gustaría presentarme pues es mi primer post y soy nueva en el foro: me llamo Maria e investigo sobre magia

Es que yo creo que este tema está mal situado en “esoterismo-ocultismo”. El tema de la muerte es demasiado amplio y nos atañe a todos como para acotarlo aquí. Pero bueno.... si aquí está y no lo han cambiado....

Y... la muerte... Es inevitable, estamos todos sujetos y no podemos escapar a ella. Aún así, parece que no mueve mucho a la reflexión viendo este tema abierto porque, salvo el primer mensaje y los de Socorp y lokanavda (que sí se mojan un poco) ahí está de nuevo la batalla entre ateos y creyentes al margen del tema principal. Pues a unos y a otros les llegará un día el momento en que su vida llegue a su fin, cosa bastante normal. Pero, aun siendo normal, nadie queda indiferente ante la idea de su propia muerte: ¿Es la extinción total o una muerte a la vida para renacer en otro estado?. Aunque no quiera meterme en la batalla entre ateos y creyentes (sin remedio, voy a ella de cabeza), es muy distinta la vida planteándose si ésta se acaba en la nada o que al contrario, se llega a la plenitud tras el paso de esta vida a la otra. Después de haber leído a Socorp, pienso que ya no se trata de rendir culto a los muertos (los otros) sino de pensar en cada uno mismo. No tenemos futuro, estamos muertos y es cuestión de tiempo que seamos un cacho de fiambre.

Respecto a las horas de vida, Séneca decìa: omnes feriunt, ultima necat (todas hieren la ùltima mata) Representa la idea filosófica de que la vida es un camino a la muerte. Cuando nos dan la vida, llega con la muerte incluida cuando nacemos y vivimos esperando de usarla. Carpe Diem decía Orazio para recordarnos de vivir el dìa; aprovechar el momento: “Mientras hablamos el tiempo habrà ya huido; como si nos odiase. Carpe Diem(aprovecha el dìa), confiando lo menos posible en el mañana.” Carpe no significa Charpe.

Parece que “mientras hablamos el tiempo habrá ya huido”... y resulta que entonces habrá que huir del tiempo que no deja de ser eso de “confiar lo menos posible en el mañana”. Suena un poco adolescente eso, como si no existiera el mañana y siempre vivamos en la perfecta juventud. Pues la vida, a golpes o no, ya se encargará de que miremos de frente a lo que nos espera: sí, la muerte. Nuestra muerte, el fin, la disolución como un azucarillo en agua. Yo no me preocupo mucho (un poco si) porque no soy un azucarillo sino unos trozos de carne y hueso con alma (si solo fuera carne y hueso, mi destino sería como el azucarillo: Disolución). Mi cuerpo no es el mismo que el de hace 10 años, y así será con el que tengo ahora, dentro de otros 10. Para mí está claro que soy algo más que mi propio cuerpo.

Aun así, la inquietud ante la muerte es universal. No es patrimonio de los materialistas ateos.