Poemas de los minutos previos
"Все, что у меня есть, теперь было украдено..."
Марины Цветаева
I
Ocupo el pensamiento en escribir sobre el peso que este significa. Las palabras sobre el papel son como puntales que me sostienen la razón sin impedir que siga razonando; como al que sufrió una indigestión lo alimentan con sopas livianas. Tomo todas las malas decisiones posibles para librarme de los presentimientos: si mis planes son un castillo de naipes, lo soplo, si son una ciudad, me ejercito en la poliorcética y aún más: Tomo la precaución de ser el gobernador de esa ciudad que, después de despachar algunas maniobras defensivas por educación, se rinde. Tengo siempre un adiós en el bolsillo para quienes afirman amarme y una mesa lista para el próximo que quiera cenar conmigo, así como también una cama. Si me quiero ir rápido, para no pasar por un malagradecido, tengo cien mil excusas: "Mi padre tiene cáncer" es una de mis favoritas o "mi esposa tiene cáncer" en caso de encontrarme con una amante. La señora robusta y fea de la planta alta está también en San Andrés, Lisboa, San Petesburgo o Hanoi, al igual la pareja del departamento de al lado con sus problemas con el alcohol, así que no hay viaje que cambie nada. Los perros que ladran interrumpiendo el sueño ladraron e interrumpieron el sueño en otro siglo también, así como lo harán mañana. El tabaco y los psicofármacos seguirán ayudando a relajarse y a pensar, así como los poemas y las canciones de amor seguirán mostrándonos ridículos y pobres. No hay ninguna opción que tomar. Todas las puertas ya están cerradas. Así fueron creadas. Todas las barajas están formadas por cartas de un mismo valor. El orden de todas las piezas del universo es simple azar. No existe un orden jerárquico. No hay nada, pero nada que sea diferente a lo otro. Los finales de los libros, el mensaje de los poemas, las temáticas líricas de las canciones, las personas con las que nos acostamos, las decisiones que tomamos, todo es igual, todo es lo mismo, y se pone peor porque, además de que nada tenga un sentido diferente, nos vamos a morir. Es en el descreimiento absoluto en donde deben ocurrir los verdaderos milagros; es en donde deben ser tomados como tales. Es en esa desesperanza en donde debe aparecer un ángel y no en otro lugar.
II
Todas las noches tengo que reajustar la máscara que me pongo durante el día para tener convencido a un amigo, a un pariente, al amor y al futuro de que me interesan. Todas las noches reviso que no tenga grietas, le saco brillo y repaso algunos detalles mientras mi piel, mi rostro de Todo me da lo mismo se airea en silencio. Por otro lado, conozco más de cosas que me asustan o entristecen que de cosas que me alegren. Cuando voy tras la sonrisa que promete el sol de un nuevo día, algo me detiene o me desvía. A veces ese algo tiene que ver con fumar encerrado en el cuarto de una casa en un lugar que no conozco, a veces tiene que ver con una playa sobre la que caen dos mediodías: el causado por la rotación y el que nace del rostro de una muchacha de pelo largo y ondulado. Quiero decir, el deseo de soñar con esas cosas me impide salir tras aquella sonrisa del nuevo día. Pero a veces no son pensamientos o sueños lo que me detiene. A veces es una sensación de asco y vértigo, de desgano pútrido, de desinterés malvado, de apatía titánica y maldigo tener consciencia y lloro de rabia por desear una muerte que no quiero y me paralizo al pensar, al reflexionar sobre mi vida hasta la fecha, hasta hoy, 28 de febrero de 2015, a mis 27 años, 27 inútiles años.
me paralizo porque no he vivido. Lloro por una muerte que no quiero pensándome vivo, pero habiendo muerto ya mucho antes, antes de haber sido concebido siquiera en la mente de mis padres. Entre el hecho de que nada me interesa finalmente y la desesperación, hay un espacio que guarda algo que no puedo ver claramente. Algo que no puedo palpar sin temor, sin presentir nostalgia o imaginar alegría. Intervenciones demoníacas o divinas, no creo en ustedes... Vengan y ciérrenme la boca.
III
La sensación de imaginarte esta noche conmigo es un barquito de papel que navega sobre el murrr murrr de mi gato en la cama; va hacia el puerto de la medianoche y no lleva ningún mensaje para la madrugada que espera como novia abandonada. El gato se duerme, las horas avanzan; me pierdo en el silencio, entre sus calles y plazas que llevan los nombres de las formas en que me decías que me amabas. Después del último cigarro, un poco dormido, un poco despierto, soñaré de nuevo con sombras que me persiguen y que, cuando me alcanzan, me gritan al unísono "¿Quién es ese tal Lucian del que nadie habla?"
IV
Todo es noche y uno apenas es la sombra vaga de algo que existe a medias. Buscamos en rincones equivocados aquello que creemos que nos hace falta y el silbido salvador, el sonido lazarillo fue puesto en una boca muda, pues así lo quiso el dios neblinoso en el que tanto queremos afirmarnos. Todo es noche: las horas largas y punzantes son las ciudades de este mundo hecho de noche y el alcohol y el tabaco sus capitales que se ven desde lo más alto de un recuerdo difuso. Sí, todo es noche y al amanecer ya no estaremos aquí. La luz de un sol de plomo desgarrará nuestras figuras fantasmales.
V
La cola del pavo real curaba la ceguera, pero, una vez recuperada la vista, los colores no se podían percibir. Esto no era del todo malo para los que ya conocían los colores.
VI
"Entiendo cómo se sienten los suicidas" me dijo; y aunque no podía ver su cara la imaginé con una expresión triste de tan sombría. Yo agregué algo sobre que todos usamos máscaras... No, yo dije que la gente adora las máscaras; ella dijo que nosotros también las usamos y aunque creo que yo ya lo sabía dije que eso era verdad y recibí el comentario con cierto alivio porque hay cosas tan pesadas y duras que no podemos sacarlas a luz por nuestra cuenta; por lo tanto, cuando alguien más lo hace nos sentimos agradecidos y menos solos. Detrás de su sonrisa, de su rostro joven y sus maneras tiernas, hay un espacio vacío; un cielo estéril, ayuno de toda luz, excepto por la de algún rayo fugaz que cuando pasa muestra una caverna vertiginosa de tan profunda y deshabitada de tan fría, ahí en donde uno podría imaginar una pared firme y segura. En aquel espacio suyo mis palabras se hacen eco; aquí, de este lado, en cambio, mueren pisoteadas por el ritmo violento del día a día sin siquiera haber tenido la oportunidad de despertar en el papel.
En ese espacio mis pasos son únicamente míos, mi voz habla de mí, mis manos buscan a tientas lo que mi propio impulso dicta. Los enfermos de la vida segura en el mundo vigil, los alérgicos a la soledad, los cobardes preguntarán qué sentido tiene lo que digo cuando la vida en realidad se trata de otra cosa (de una mentira, probablemente) Y yo digo que perderse en los rincones de alguien a quien se ama y darnos cuenta de que allí sólo estamos nosotros, de que allí sólo nos vemos a nosotros, yo digo que eso es el amor. ¿Qué es lo que hace uno mismo sino buscarse durante toda la vida y dónde puede encontrarse uno si no es en el ser amado?
VII
Tu rostro es lluvia sobre la ciudad gris de mis pensamientos. Te esparces por entre las ventanas de los segundos de estos minutos como edificios que se alzan a lo largo y a lo ancho del silencio de mi cuarto. Tu agua arrastra por las calles de mi tiempo pasado todo lo que nunca he vivido y no puedo olvidar, pero mis deseos y sueños salen a bailar por esas calles con los brazos abiertos y sonríen con el rostro vuelto hacia el cielo pesado y oscuro y un auto los salpica y los hace reír cada vez que me hablas de morir.
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Última edición por Luciano Alejandro Beltrán; 20-sep.-2015 a las 22:36
Tengo que escoger lo que detesto:
o el sueño, que mi inteligencia odia,
o la acción, que a mi sensibilidad repugna;
o la acción para la que no nací, o el sueño
para el que no ha nacido nadie.
Resulta que como detesto a ambos,
no escojo ninguno, pero, como alguna vez
tengo que soñar o actuar, mezclo una cosa con la otra.
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Iniciado por Biby
