Iniciado por
parzival
Sí, la seducen y los seduce. Es como jugar a intentar acariciar a la muerte, sabiendo que al tocarla, no hay vuelta atrás. Y no solo ocurre con el alcoholismo o drogadicción, también en muchos actos fuera de ellos.
Está el ejemplo de los que manejan a latas velocidades por caminos peligrosos. Los seduce eso, los llama.
Lo sé por experiencia propia. Viví eso, ví morir a tres amigos por alcoholismo y drogadicción. Uno de ellos por congestión alcohólica. Pero más allá de tomar y las risotadas y juegos, nos abríamos y hablábamos de la vida, de Dios, de nuestros dolores, incluso sin estar ebrios todavía.
Algo en común teníamos, ese dolor existencial, ese caminar sin saber a ciencia cierta que buscábamos.
Algunos logramos salir, otros no.
Es que después de un acto autodestructivo, de esos de alto riesgo, uno se sentía más vivo.
Hay mucho trasfondo en esto, es más que ver a alguien ebrio.