Cita Iniciado por Rusko Ver Mensaje
El diario Púbico no te informa muy bien…, y lo que consigue es que sus lectores sí que estén desorientados políticamente: Podemos, como partido comunista, es un partido muuuu centrado. Sus pósteres de Lenin (en el despacho de un concejal podemita de Madrid), sus fotos con la bandera roja de la URSS (Pablo Iglesias) o su desprecio de España, sus símbolos o su constitución son posiciones muuuuuu centradas. Su odio a la tradición cristiana occidental y su filoislamismo son posiciones muuuuuu centradas. Su odio a EEUU y su admiración a Cuba, Corea del Norte (pésame de Izquierda Unida cuando murió el padre del gordito actual) y su postración babosa ante el tirano de Venezuela son posiciones muuuuuuu centradas.



Jojojo

En cambio, defender la constitución, las leyes, la nación española eso es de extrema derecha…, muuuuuu extrema. Lucir la bandera de España (como en la manifestación del pasado domingo) eso es de muuuu farcistas…. La bandera republicana (que no es la bandera de España) o la roja del comunismo (de la URSS) eso es ser muuuuu centrao.

Los excitados van a ser los podemitas, que llegaron a estar a punto de tocar el poder…, pero ahora están hundidos peleándose como última fuerza política con VOX…, pero mientras que VOX va en progresión ascendente, Podemos va en descendente. Pero…, bueno…, por lo menos han sacado algún beneficio (véase el chaletón de Galapagar de los marqueses Pablo Iglesias e Ireno Montera).

Recalibra tus percepciones políticas, que hace mucho tiempo que no las revisas y tienes un pelín desviado el punto de mira...
"hace mucho tiempo"? cuánto más o menos, si me conociste ayer?... entiendo, sería de lo más lógico que tu desorientación espacial sea espacio-temporal.

Debo admitir que me divierte leerte porque en verdad sos un manual de eufemismos, y eso es por una razón no tan divertida (al menos para vos): odiás mucho. Si fueras un poquitín más racional sabrías que la mitad más uno de todo lo que dijiste es erróneo (que no falso). No dejes que el póster te tape la pared.... es decir; Podemos efectivamente puede tener todos esos símbolos triviales en su haber, pero en la práctica política no tiene nada de extrema izquierda (o sos muy joven para conocer a la extrema izquierda o sos muy viejo para recordarla... si estás en el medio y aún así no sos capaz de identificarla con objetividad, sos un fanático).

Respecto a los medios te imaginarás que no tengo la costumbre de leer uno solo, leo muchos. Pero no importa tanto qué leés sino cómo, y en ese sentido tengo una ventaja sobre vos, los asuntos de España no me afectan directamente ni emocionalmente.

Sobre los símbolos de la derecha (la banderita y todas esas huevadas) no creo que los convierta en extremos (otra vez te gana la nula capacidad de objetividad), sino su praxis política antidemocrática (que atenta directamente a la pluralidad en todas sus dimensiones, con las excusa de defender, ahora si, todos esos símbolos)... yo no me desoriento como vos, si bien pienso que el PP es derecha rancia, avejentada, corrupta, como todo aparato político anquilosado en el poder (vas a tener que definirme "defender la constitución, las leyes, la nación española" si estabas hablando del PP), no creo que sea extrema derecha. VOX si, y no lo digo sólo yox ...

Por qué Vox es un partido de ultraderecha
El proyecto de Abascal enfatiza el populismo, el nacionalismo y el discurso identitario excluyente

Marine Le Pen se congratuló con el colega Santiago Abascal antes incluso de trascender la victoria de Vox. Era una felicitación preventiva, una premonición que adquirió vuelo con la proeza de los 12 diputados y que simbolizaba la bienvenida al club de la extrema derecha europea. No porque Vox fuera un partido ajeno al magma ultramontano y ultraderechista, sino porque tenía pendiente homologarse en el espacio sagrado de un Parlamento: Vox ya tiene voz.

No cabe argumento más elocuente respecto a la afinidad ideológica y política del partido de Abascal, pero llama la atención la iracundia con que el líder y los simpatizantes de Vox rechazan la etiqueta de la extrema derecha, cuando no hacen otra cosa que definirla con la palabra y con la obra.

Vox es un partido de extrema derecha, en efecto, porque su idiosincrasia se abastece de un modelo nacionalista-confesional que apunta a la supremacía y que se recrea en la retórica identitaria. La discusión del modelo autonómico no obedece tanto a un planteamiento conceptual —el centralismo jacobino frente a la descentralización— como al cuestionamiento de la Constitución y a la evocación de un eje gravitatorio, Madrid, desde el que se vertebra en sentido nuclear la evocación de una España grande y libre, con destellos de autoridad y de ambiciones moralizantes. Abascal y sus costaleros proscriben el aborto y el matrimonio gay, abominan del feminismo y se entrometen en las libertades individuales desde un paternalismo que huele a incienso y cuartel: Dios, patria y familia.

Recela Vox por añadidura de la prensa, cuando no la censura o la expulsa a semejanza de la discriminación de Beppe Grillo. Es un partido que ha logrado apropiarse de la bandera itinerante, provisional, de la indignación, pero las buenas intenciones de sus votantes en el rechazo al sistema y en la frustración a la política convencional no contradicen el énfasis de la retórica lepenista respecto a la nostalgia de la España pulquérrima de antaño y precomunitaria. Una percepción eurófoba y antiglobalizadora que se recrea en los miedos —la inmigración, la media luna musulmana—, en los instintos y en las supersticiones históricas, de forma que Vox se instala en un discurso onanista y antiilustrado cuya inercia sintoniza con la xenofobia excluyente de Salvini (Italia) y con el cristianismo militante de Viktor Orbán (Hungría). Se llama extrema derecha.

La réplica paródica de “España primero”, o los españoles primero, establece una conexión inequívoca con los movimientos populistas en boga, de Trump a Bolsonaro, de Marine Le Pen a Geert Wilder. Abascal carece del carisma y de la telegenia de todos ellos, pero imita su perfil altanero y justiciero en nombre de una exacerbación patriótica, emocional, entre cuyas ocurrencias miméticas ha prevalecido incluso la promesa de un muro impenetrable en Ceuta y Melilla.

Es verdad que el modelo económico de Vox antepone el liberalismo al proteccionismo. Y es cierto que Vox ha aprovechado el recurso específico de la reacción al soberanismo y hasta la exhumación estrafalaria de los restos de Franco, pero las peculiaridades del partido español no discrepan del hábitat ultraderechista, sino que establecen una variedad en la fauna y flora del oscurantismo que aspira a transformar España y a desfigurar Europa.

https://elpais.com/elpais/2018/12/03...38_058171.html
¿Este medio tampoco te gusta?, bueno, a ver si practicamos un poco la tolerancia a la libertad de prensa, que si vas sumando fobias vas a terminar internado adentro del arbolito de Navidad