Era de noche, media tarde y también muy temprano, fue el aeropuerto de tu ciudad, la estación de autobús de la mía y una estación del metro a medio camino de tu casa y la mía. Estabas de pie mirando tu teléfono, buscándome con la mirada recorriendo extraños, revisando tu bolsa, como si algo hubieras olvidado. Nerviosa, fría y excitada pero disimulando. Rompiste el hielo extendiendo la mano en un frío saludo, brincaste para darme un beso y posterior dientazo, no supiste que hacer y lo hice yo; te di un beso en la boca.

Fuiste trigueña, pelirroja y güera de ojos verdes, eras en esencia la misma, pero en tres personas encarnada y nombrada según dejaste claro, con diferencias de edades significativas.

Caminamos unas calles hasta un sitio lejano, abordamos un taxi directo y sin escalas, subimos al metro para tontear y besuquearnos, fingiste demencia, fuiste directa y tú misma lo propusiste, te mencioné ir a un lugar privado. Sonreíste a tres tiempos y de tres maneras distintas; alegre, sarcástica y nerviosa.

Subimos al tercer piso del motel, llegamos a tu casa, nos dieron la del fondo a la derecha pasando la recepción en el primer piso. Tomaste la llave y te hiciste seguir mientras meneabas las nalgas con coquetería, te cubrías con las manos para que las escaleras no revelen más de lo permitido, caminaste detrás de mí con la solemnidad de un cortejo fúnebre.

Llevabas pantis negras de transparencia con moño negro bajo los jeans, recuerdo el encaje rojo de tus bóxers y su estampado cómico que me hizo reír, era un contraste con aquella falda de vestir elegante, jamás lo hubiera imaginado, también era una diminuta tanga morada que te hacía sentir segura y sensual.


Fuimos a crescendo de miradas tiernas a besos lujuriosos, me arrancaste la ropa, mientras tú falda iba al suelo, fue con nervios, y sin prisa típicos de la primera vez de una relación sentimental.

Nos ganó la cachondez y me montaste con furia, movías la cadera con demencia, fue el misionero más lindo y delicado que pude ofrecer, también fue un encuentro raro y apenas lo disfrutamos.

Fuiste mi novia por un tiempo significativo, un dolor de cabeza con la que solo coincidía en la cama y fui tu juguete sin pilas, pero con mejores resultados.

En presente, al pasado y a tu salud.


*Son tres personas distintas*