*





La Noche

Cincuentón, pronto sexagenario,
sin prisa, sin tugurio a modo de oficina,
Dejo hablar a los niños en Arcadia.
Al viento dejo hablar,
dejo hablar a la noche donde quiera
mi temblorosa estrella
que algo también en mí se estremezca.
La noche pide pan, pide vino.
Pide más, pide un pedacito de muslo
y sienes y pétalos y pezones flores.
Quiere el cielo y quiere la tierra.
Quiere constelaciones.
Quiere la flor del sexo, la pide
Con la orquídea que sirve de rima y nexo.
Y el amor la confunde como siempre.
Y el amor la ilumina con un beso.

Jacobo Rauskin (Paraguay, 1945)





*