Iniciado por
Violetta
Les cuento, aunque nadie me pregunte jeje que cuando llegué a este trabajo era yo una niña de 18 añitos, llegué con un doctor al que siempre comparé con Einstein en muchos aspectos, fue un señor muy inteligente, único en el institito (incluyendo todos los Campus) con una patente no en firma, no en proceso, una patente hecha y derecha como Dios manda. Como profesor recibía halagos de la mayoría de sus alumnos y colegas y los malos comentarios, cuando existían en las encuestas de cada semestre, era que hablaba muy bajito y los de las últimas filas a veces no lo escuchaban. Sus clases eran complicadas por lo que se esmeraba mucho en dejar todo muy claro, jamás llevó el libro a clase y lo que le preguntaban siempre tenía una respuesta.
Esto lo escribí aquí porque me vino a la mente mi jefecito, una persona honesta y educada que no estaba en contra ni a favor de los tatoos sino todo lo contrario jaja, me contaba chistes aveces muy tontos pero me hacía reír, me regañaba cuando hacía algo mal, me enseñó a trabajar como a él le gustaba, limpio, ordenado y con un márgen de error de más de una semana (debo confesar que a veces lo odiaba) pero le debo mucho y yo sé que no entrará al foro a ver esto, pues a parte de no estar ya con nosotros seguro que estaría actualizándose con esos libros de "mariguanadas" (ecuaciones raras) que él así les llamaba. Fan número uno de Disneyland, los conocía todos y cada año tenía que viajar a divertirse como enano con sus sobrinos pues él nunca se casó.
Me ayudaba con temas de la universidad, me daba oportunidad de hacer mis tareas en horas de trabajo y me decía, los estudios tienen prioridad. Lindo hombre, lindo jefe!
Tuve la suerte de estar con él en el hospital en sus últimos momentos de vida, no tenía mucha gente a su alrededor pues dicen las malas lenguas, que él era sumamente especial y seleccionaba a sus amistades. Me tocó suerte, verdad?
Bueno, ya me proyecté jaja, sorry, dejo esta imágen que no tiene nada que ver con el doctor que yo describí, el tema más complejo te lo hacía ver tan sencillo que jamás se te olvidaba, 13 años duré con él y de verdad le agradezco tanto que me haya enseñado no sólo a trabajar como a él le gustaba, sino que me enseñó su lado humano y compartió conmigo tantas cosas que hoy llevo a la práctica. A mi querido DR. JAM.