Cristo tiene una naturaleza humana y una naturaleza divina. Cristo es verdaderamente hombre y verdaderamente Dios.
El fundamento del Evangelio radica en la declaración de que Jesús es el divino Hijo de Dios, porque a través de esta deidad logró la salvación del hombre a través de Su muerte en la Cruz.
Como divino, Cristo no es creado, sino de la misma esencia que Dios. Uno en esencia con el Padre.
Y tiene una naturaleza humana sin la cual no habría salvación porque el Hijo de Dios debería sufrir en la carne y morir en la Cruz por la salvación de la humanidad, no podría ser nuestro sacerdote sustituto y no podría haber sufrido y ser tentado como los hombres y ayudarlos en sus debilidades y tentaciones.
El ego es un eje demasiado débil para hacer girar nuestra vida en torno a él.