Perdurar
Somos materia que si no late, se muere. Es fácil de analizar, es lo que vemos, pero ¿Realmente morimos?
En el último tiempo se ha acentuado más esta pregunta, y es porque cualquier creación que salga de nuestra creatividad y recursos va a quedar en el mundo, va a ocupar espacio (hablando tanto de las tres dimensiones como informáticamente), no va a desaparecer porque sí. La gente sigue viendo cuadros de pintores ya ¨muertos¨, escuchando música de artistas con el mismo desenlace.
Porque es simplemente eso: no los vemos más. No es pensar como alguien quien no quiere aceptar la muerte propiamente establecida por la sociedad, sino que una mirada de que, el hecho de ¨morir¨ no es más que no seguir viendo a una persona. Vamos a estar en ¨contacto¨ mediante sus pertenencias, sus legados escritos y artísticos.
Siguiendo una filosofía empirista, podemos disfrutar de otras personas aunque estas no estén más. Y eso es lo importante, porque somos parte de una realidad tan abstracta como tangible (por eso resalto un uso acotado del empirismo, porque somos parte de algo infinitamente inentendible por nuestro sentidos). Podemos sentir a personas que ya no son personas, transmitir sensaciones que no compartimos y gracias a esto mantener nuestras emociones vivas a cualquiera que le permita a sus sentidos eso.
El tiempo nunca se detiene, siempre va hacia adelante en la cuarta dimensión. No podemos hacer nada en contra de ello, es lo que más nos marca a todos, pero si podemos mantenernos a través del tiempo, formando parte de la memoria de otras personas.