... cuando no habían silencios incómodos, cuando no había espera sino ansiedad, cuando no había miedo sino ganas, cuando no había dudas, cuando todo era ilusión, cuando el mundo, o lo que creemos que es el mundo, era perfecto, cuando todo estaba bien, cuando dos palabras bastaban para sanar hasta las heridas físicas, cuando la vida no era solamente un soplo sino un complejo y sutil sistema de inhalaciones y exhalaciones... recuerdo...
Mi pena es sencilla y nada misteriosa y, como tu alegría, por cualquier cosa estalla.