Breve fragmento de Flores blancas

[parzival]

Este es un pequeñísimo fragmento de la novela Flores Blancas de Fiodor Dostoievski.

Y no he vuelto a ver a Nástenka. ¿Entristecer con mi presencia su felicidad, ser un reproche, marchitar las flores que se puso en los cabellos para ir al altar? ¡Jamás, jamás! ¡Que su cielo sea sereno, que su sonrisa sea clara! Yo te bendigo por el instante de alegría que diste al transeúnte melancólico, extraño, solitario... ¡Dios mío! ¿Un instante de felicidad no es suficiente para toda una vida?

Dostoievki nos habla de un amor real y sincero hacia la persona amada, en el cual decide abandonarla para conservar la paz y dicha de ella, aún a pesar de su propia felicidad. Sabe que fué feliz con ella, pero no sabe si resistirá la eterna nostalgia de ese momento, aún así renuncia.
Amar y querer son dos cosas distintas. Amar es buscar la dicha, el bienestar de la persona amada. Querer es posesión, es desear ser uno mismo feliz por poseer a la persona querida, aún a costa de ella.

Así pues, esta es una pequeña invitación a que lean y disfruten a uno de los autores rusos más grandes, que trataba de manera singular sobre el existencialismo y el inconsciente. Dostoievski utilizó el uso del narrador como integrante de la obra.

[MagAnna]

Y no he vuelto a ver a Nástenka. ¿Entristecer con mi presencia su felicidad, ser un reproche, marchitar las flores que se puso en los cabellos para ir al altar? ¡Jamás, jamás! ¡Que su cielo sea sereno, que su sonrisa sea clara! Yo te bendigo por el instante de alegría que diste al transeúnte melancólico, extraño, solitario... ¡Dios mío! ¿Un instante de felicidad no es suficiente para toda una vida?

Qué eternidad se abriría ante él! Sé de esa eternidad.

[parzival]

Qué eternidad se abriría ante él! Sé de esa eternidad.

Te entiendo MagAnnita, te entiendo.