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Le comentaba a una amiga por privado, que al que Dios no le da hijos…le da sobrinos!
Allá fui al colegio de uno de mis sepetecientos sobrinos, a una reunión de padres (genérico –lógico- aunque solo había madres) a enterarme de…bueno…de nada.
Por lo que he escuchado, el 80% de estas reuniones son totalmente al pedo (o para sacar más dinero).
Fuera de las pautas de la reunión, pasó algo interesante. Un debate abierto entre las madres, respecto al desafío que ellas enfrentan en la educación de sus hijos. Que no son pocos, sobretodo en tiempos que hay tanto adulto queriendo vivir como adolescente, lo que hace a los verdaderos jóvenes, el doble de difícil pasar por esa etapa.
Había algo en que estaban todas de acuerdo: El diálogo con los hijos.
Todas las madres presentes buscaban resolver todo, con conversa. El problema –reconocido por ellas- es que esta estrategia considerada tan importante, no funcionaba.
Ahí fue que entré a participar, ya que si hubiera buen diálogo entre las partes, ni guerras tendríamos.
El “diálogo” que ellas usan y abusan, no pasa de cobrar responsabilidades de los hijos, para negarles un pedido que ellas consideran equivocado, para demostrarles lo que hicieron de equivocado, etc. y varias etcéteras.
Eso no es diálogo.
Lo que ellas hacen son tentativas de convencer los hijos con palabras, argumentos, ejemplos y discursos, que la posición de ellas es la correcta, y que por lo tanto, es la que debe ser aceptada.
Qué ingenuas.
¿Cómo van a convencer a los adolescentes que ellos deben obedecer normas familiares? Es una batalla perdida de antemano.
Los padres deben aceptar que en determinadas situaciones, no hay diálogo. Lo que puede haber es cambio de informaciones, de opiniones. Las madres allí presentes quieren profundizar los diálogos (y dale con el diálogo) sobre la vida de sus hijos. Ellas quieren saber todo. Con quien enamoran, si usan drogas, si ya practicaron sexo…Por supuesto que con el solo afán de “orientarlos en la vida”.
¿Qué consiguen?
Con suerte, respuestas evasivas, monosílabos…Sin suerte, una mentira. Y ellos tienen razón, ya que defienden su privacidad y sobre esto, no hay diálogo alguno.
No sé si será porque no soy la madre, pero mis sobrinos me cuentan cada cosas! ¿O será porque sí tenemos diálogo?
El mundo cambió hoy demañana, pero los padres solo se enterarán dentro de años. Educar hijos adolescentes nunca fue tarea fácil, principalmente porque el mundo adulto ha pensado y actuado, de forma bien parecida con ellos.
Quien tenga hijos de esa edad, necesita madurar.
PD: Algo bueno gané en esa reunión. Los maestros le pidieron a mi hermana que no me mandara más en su lugar.
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