Chat

Chatea gratis con amigos de todo el Mundo

Mostrando resultados del 1 al 10 de 24

Tema: ¡oh, el maestro Schumann!

Threaded View

Mensaje Previo Mensaje Previo   Próximo Mensaje Próximo Mensaje
  1. #1
    Fecha de Ingreso
    03-enero-2012
    Ubicación
    Lleida (Segrià -Catalunya/UE-)
    Mensajes
    1.098

    Predeterminado ¡oh, el maestro Schumann!

    ¡Oh, el maestro Schumann!

    "Existen varias fuentes que difieren respecto a cómo dañó Robert Alexander Schumann su mano derecha en 1830, siendo la más popular la de que para fortalecer el dedo anular ideó un aparato que de hecho lo inutilizó casi completamente (la musculatura del dedo anular está conectada al dedo corazón, convirtiéndolo en el dedo más débil). Otras fuentes citan una cirugía fallida, y otras los efectos secundarios de la medicación a base del tóxico mercurio para la sífilis..." (Wikipedia, dixit)

    ¿Saben?; el hermano encargado de darnos música en el cole (un internado salesiano del norte de la piel de toro, preciso) era un hasta intransigente fan del maestro..; su piedra de toque para el coro, ¡ay!, era el 16º lieder de s/. "Dichterliebe" {ergo, el "Die alten, bösen Lieder"}...

    ¡Yo había llegado a comerme las minas de los lápices para ver si enfermaba y me podía saltar la clase!

    Verán..; no es que yo no tuviese adecuada voz alta.., ¡es que un basse a mi lado era, no tenor, sino soprano! y NO pueden ustedes imaginarse CÓMO se ponía el hermano Tomás (ése era su nombre, s&#237 al más mínimo gallo... Ya les digo.., ¡había llegado a comerme, DESESPERADO al MÁXIMO, las minas de los lápices!; no les digo más...

    Yo, por entonces, ODIABA al maestro (me resultaba más prudente que odiar al hermano Tomás; que tenía fama de leerte el pensamiento). Creo que puedo merecer algo de comprensión...

    Una amiga mía, muchos años después, me lo re-descubrió.

    La había conocido por la facultad (su hermano estudiaba conmigo -estábamos en primero-) y nos habíamos acercado ya mucho un día en una mani. Ella estaba en el Conservatorio.

    Un día, de visita en mi home (yo, entonces, vivía en el Cap i Casal pero pasaba todos los fines de semana con mis abuelos paternos, a.c.s.; cuyo home, para GOZO inenarrable de ma iaia, a.c.s., yo no tenía empacho ninguno en decir a cualquiera menos a ma mare, a.c.s., consideraba mi verdadero home -lo decía, además, completamente convencido y no porque ma iaia, a.c.s., estuviese ya muy enferma-), ¡al ver el piano!, se puso tope pelota con ma iaia, a.c.s. {y; además le demostró CUÁN bien tocaba el piano, claro}, y consiguió su permiso para venir todos los fines de semana y, en realidad, todos los días que pudiera a ensayar para su examen de curso. Yo, ¡imagínense!, ENCANTADO.

    Su examen era la parte de piano de la segunda romanza para oboe y piano del maestro {un hueso, sí; ¡no se pueden imaginar las pestes que decía de la profesora que se lo había puesto..!}.

    Yo me había imaginado..; pero, NO: ella y ma iaia, a.c.s., formaron ¡una entregada simbiosis! y no había manera de, entiéndanme.., tener una oportunidad.

    Así que -a la fuerza ahorcan.., ¿no?- me allané a intentar el plan B {es decir, hacerme el muy interesado en música; a ver si así...}. Me sumí, pues, en una vorágine de indicaciones sobre tal o cual fraseo, correcciones de errores rítmicos, repeticiones mil de ritardandos, matices y rubati... No, no, no..; a mí, oigan.., ¡ni caso!

    Pero, me ENAMORÉ del maestro.

    Y, hasta hoy.

    Siempre, en cualquier caso, a su disposición.

    Jaume de Ponts i Mateu
    Última edición por Jaume de Ponts i Mateu; 16-ene.-2012 a las 08:30

Normas de Publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder mensajes
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •