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Tema: Las lluvias de la tarde

  1. #1
    Fecha de Ingreso
    30-octubre-2011
    Mensajes
    47

    Predeterminado Las lluvias de la tarde


    LAS LLUVIAS DE LA TARDE

    I

    Las lluvias de la tarde
    llenaron los paisajes
    dormidos de tu pelo,
    los reinos de tus ojos, siempre verdes,
    la luz del cristalino cuya hierba
    respeta los colores vencidos del otoño.
    Y, entonces,
    encendiendo tu bostezo,
    recorres cada parte del Aramo,
    perdiéndote en aldeas olvidadas.

    II

    Y aquel abrevadero
    cuajado de ilusiones
    refleja las alturas,
    de donde cae la lluvia que te moja,
    burlándose de ti, mientras te hiere
    con esos besos llenos de pura picardía.
    Y, entonces,
    contemplándote, mirándote,
    me siento más dichoso que los montes
    que saben de los pueblos apartados.

    III

    Y dices, con tu risa,
    que sabes los idiomas
    que hablaron las estrellas,
    en esas noches llenas de misterio
    que oyeron el pregón de aquellos cárabos
    que cantan en la noche secretos ancestrales.
    Y, entonces,
    recordando aquellos días,
    las tardes compartidas de las playas,
    recuerdo algunos nombres de la zona.

    IV

    Me dices que un vencejo
    nubló las esperanzas
    de aquellos tiempos locos,
    y agosto desfiló como desfilan
    las gentes de las bandas militares,
    luciendo sus trompetas, mostrando sus clarines.
    Y, entonces,
    suponiendo que el verano
    se fue sin la promesa de agotarse,
    septiembre se hizo lluvia entre nosotros.

    V

    De hecho, somos lluvia,
    vivimos siendo lluvia,
    amamos nuestros cuerpos
    igual que la neblina, si no hay lluvia,
    y, siempre con la lluvia que nos llena,
    queremos ser cobijo de todas las auroras.
    Y, entonces,
    despertando de ese sueño,
    la lluvia se hace gracia en los cristales
    y amamos enredarnos en la lluvia.

    VI

    Y, siendo ya esa lluvia,
    te vuelves un otoño
    de luz y claridades,
    y quiero repetirte entre mis brazos
    como ese fruto dulce que nos hace
    soñar sabores frescos, tan puros como el agua.
    Y, entonces,
    con la lluvia que te envuelve,
    me explicas que eres mía, pero libre,
    que nunca habrás de ser mi prisionera.

    VII

    Y sé que es paradójico
    que digas esas cosas,
    que quieras ser un bosque
    de eterna libertad donde se pierdan
    los sueños que soñé con inocencia
    en un tiempo sin ti, después de tantos siglos.
    Y, entonces,
    porque fue el mejor momento,
    te supe replicar y te maldije,
    dejándote volar al ancho cielo.

    VIII

    Y sé que es paradoja
    que digas que eres libre
    y sepas que eres mía,
    pues cierto es que te sientes prisionera,
    ligada a los grilletes con que quiero
    tenerte prisionera, volverte siempre mía.
    Y, entonces,
    porque siempre digo entonces,
    dijiste la verdad, rompiendo sueños
    de lluvias y de versos infinitos.

    IX

    Existen mil lugares
    de prosas que son versos
    y versos que son prosas.
    Existen mil lugares que contemplan
    la luz de las lloviznas que soñamos,
    pues somos las lloviznas que bañan la esperanza.
    Y, entonces,
    caprichosa como siempre,
    destrozas ese sueño a la deriva,
    destrozas la esperanza y te repites
    amando con locura el desengaño.

    X

    Ignoro si un poeta
    escribe nuevas odas
    que quieran halagarte.
    Tal vez este septiembre nos separa,
    tal vez este septiembre trae los hielos
    que quieren los otoños que cantan soledades.
    Y, entonces,
    porque siempre será entonces,
    regresas, como voz arrepentida,
    al alma arrepentida de tu marcha.


    LOS VIEJOS CASTAÑARES

    I

    Los viejos castañares
    sabrán decir tu nombre,
    sabrán adivinarlo,
    podrán gritar alegres que lo saben,
    después de que la brisa los condene.
    Y, siendo condenados,
    dejados en la nada,
    dirán también a todos mis tristezas,
    el duelo que contemplan los anhelos
    frustrados de mi voz y mis pasiones.

    II

    Sus voces mensajeras
    habrán de hacerme pobre,
    más triste y miserable,
    si, paje de tu reino y tu mirada,
    soy súbdito del halo de tu encanto.
    Los ecos cadenciosos
    del aire que los roza
    dirán así mi pena a los mochuelos
    que gritan los rumores a los sapos
    que salen de las fuentes enlodadas.

    III

    Y, siendo yo tan pobre,
    querrán burlarse, acaso,
    los duendes del camino,
    los duendes de la zona, cuyas risas
    parecen sonar ya, siempre burlonas.
    Y ruego que las aguas
    del Dobra purifiquen
    mis ansias, mi dolor y mis anhelos,
    después de que me rindo ante tus ojos,
    igual que un caballero de otros siglos.

    Y ASTURIAS SIGUE SIENDO ESA MAÑANA

    Y Asturias sigue siendo esa mañana
    que se alza con pereza y entre grises,
    jugando con las nubes que galopan.
    Y Asturias sigue siendo esa mañana
    que quiero sospechar donde tus ojos
    confunden claridades y crepúsculos.
    Y Asturias sigue siendo esa mañana
    que siento en el ocaso que contemplo
    en esta Asturias nuestra, oscura y verde.
    Y Asturias sigue siendo esa mañana
    y luego es mediodía y luego tarde,
    para volver a ser la noche oscura.
    Y Asturias sigue siendo esa mañana
    que siento en mi interior cuando despierto,
    sabiendo que renazco cada día.
    Y Asturias sigue siendo esa mañana
    que besa con su beso mi esperanza,
    tendida hacia los mares, si madrugo.
    Y sigue siendo Asturias el aliento
    que me hace redactar esta poesía
    que vive confundida con tus ojos.

    2018 © José Ramón Muñiz Álvarez

  2. #2
    Fecha de Ingreso
    10-enero-2011
    Ubicación
    Más allá del bien y del mal
    Mensajes
    13.437

    Predeterminado

    Es complejo apreciar tres excelentes poemas en un solo post.... sin embargo esta es la parte que más me agrado.

    Me dices que un vencejo
    nubló las esperanzas
    de aquellos tiempos locos,
    y agosto desfiló como desfilan
    las gentes de las bandas militares,
    luciendo sus trompetas, mostrando sus clarines.
    Y, entonces,
    suponiendo que el verano
    se fue sin la promesa de agotarse,
    septiembre se hizo lluvia entre nosotros.

    «The brain is the seat of madness and delirium.»

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