¿Qué es el pecado original?
El pecado original es la herencia pecaminosa que la humanidad adquirió de Adán. Es la propensión al mal, la inclinación al pecado. Después de la caída, por lo tanto, el hombre vino a vivir con una tendencia intrínseca hacia el mal, nuestra naturaleza se corrompió y se volvió propensa al pecado. No somos pecadores porque hemos pecado, sino que pecamos porque somos pecadores, porque heredamos de Adán una condición corrupta de pecado.
Aunque esta expresión no se encuentra en la Biblia, su concepto está completamente expuesto en ella, como podemos ver en los siguientes pasajes:
La herencia de Adán: "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron." (Rom 5:12).
La universalidad del pecado: "por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios" (Rom 3:23).
Solidaridad adámica: " pues por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados."(1 Co 15: 21-22).
La depravación del hombre: "...pues hemos demostrado que todos, tanto judíos como gentiles, están bajo el pecado. 10 Como está escrito: «No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno."(Rom 3: 9-12).
El castigo de la humanidad: "Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, andando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás."(Ef 2:1-3).
Además de los textos bíblicos mencionados anteriormente, hay innumerables pasajes que atestiguan la naturaleza corrompida de la humanidad, así como la universalidad del pecado. (Gen 8:21; Sl 51:5; Is 64:6,7; Jr 17:9; Jn 1:13,29; 3:5,6; 5:42; 6:44; 7:17-24; 8:34; 15:4-5; 16:8-9; Rom 7:18,23,24; 8:7,8; 1 Co 2:14; 2 Co 3:5; Ef 4:18; 8-10; 2 Ti 3:2-4; Hb 3:12; 11:6; 1 Jn 1:7,8, etc)
Aunque hay evidencia de las Escrituras a este respecto, encontramos personas que cuestionan esta idea, negando el pecado original y afirmando que el hombre es bueno en su esencia y que nace sin pecado. Esta búsqueda de justificación hace que sus defensores caigan en una vieja herejía: el pelagianismo.
La doctrina del pecado original es incuestionable. El hombre se inclina naturalmente hacia el mal. Este pecado dejó al hombre en un estado de separación de Dios, y muerte por el pecado. La Biblia es clara: "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron." (Rom 5:12).
Sin embargo lo bueno es que "Pero el don no fue como la transgresión, porque si por la transgresión de aquel uno muchos murieron, la gracia y el don de Dios abundaron para muchos por la gracia de un solo hombre, Jesucristo. porque así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reinará por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro."(Rom 5:15,21).
Por Adán vino la muerte, pero por Cristo la resurrección. Por Adán vino el pecado, pero por Cristo la vivificación. El primer Adán, alma viviente. Pero el último ... Espíritu vivificante.
El ego es un eje demasiado débil para hacer girar nuestra vida en torno a él.