O sea, acabas de reconocer, una vez más, que no has repartido tus bienes.
Pero no es como yo lo hago: Yo JAMAS he predicado que hay que repartir los bienes.
Tú, en cambio, predicas eso en todos los hilos, cientos de veces.
Pero, al mismo tiempo, dices que tú no los repartes, porque ya tienen un destino: tu hijo.
Eres un sinvergÜenza.