Los ojos de Jehová
están discurriendo
por toda la tierra
para mostrar su fuerza
a favor de aquellos
cuyo corazón es completo para con él
(2 Crón. 16:9).

Veamos el caso de Jehosafat, rey de Judá. Jehosafat cometió la imprudencia de acompañar al rey de Israel, Acab, a una batalla. Los 400 profetas falsos de Acab predijeron que el rey ganaría la batalla. En cambio, Micaya, el profeta de Jehová, predijo que sería derrotado, y eso fue exactamente lo que ocurrió: Acab murió en la batalla. Jehosafat se salvó por poco y, cuando regresó a Jerusalén, Jehová lo reprendió mediante el profeta Jehú por haberse aliado con Acab. Pero a pesar de su error, el profeta le dijo: “Hay cosas buenas que se han hallado [en ti]” (2 Crón. 18:4, 5, 18-22, 33, 34; 19:1-3). Es cierto que Jehosafat cometió un error, pero eso no hizo que Jehová olvidara las cosas buenas que había hecho (2 Crón. 17:3-10). Lo que le sucedió nos recuerda que, a pesar de nuestros defectos, Dios seguirá queriéndonos si nos esforzamos de corazón por hacer su voluntad.