Creo que ha quedado sobradamente demostrado la clase de “cristiano” que es Roberto.
Cuando el oponente le dice algo que no le gusta, recurre a la descalificación; e incluso, al insulto grave.
Tiene una mente tan retorcida que, incluso citándole versículos que él ha omitido deliberadamente, te tacha de ateo y perseguidor de Jesús, cuando es él quien tergiversa el evangelio.
Con personajes así, en pleno siglo XXI podemos llegar a entender cómo pudo suceder eso de la Inquisición.
Dime con quién andas, y te diré quién eres. Lo digo para el resto del trio.
La Verdad nos hará libres.