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Tema: de los llamados "buenos modales"...

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  1. #1
    Fecha de Ingreso
    03-enero-2012
    Ubicación
    Lleida (Segrià -Catalunya/UE-)
    Mensajes
    1.098

    Predeterminado de los llamados "buenos modales"...

    Ma iaia, a.c.s., era MUY escéptica versus la exhibición de lo que ha dado en llamarse "buenos modales"...

    Quizá, si no hubiera salido de su patria, NO lo hubiese sido. Entonces, ¡ay!, acá se vivía entre penumbras TAN altas y densas que incluso los que, como ella, habían nacido en cumbres podían pasarse la vida mirando y no VER nada.

    Pero, las familia paterna de ma iaia, a.c.s., ya hacía un par de generaciones que habían dejado la botiga por la empresa de altos vuelos (se dedicaban a la sombrerería de nivel) y tenían relaciones muy estrechas con colegas parisinos y londinenses.

    Tanto que una tía paterna de ma iaia, a.c.s., se casó con un comerciante londinense ¡que vivía en una house con pórtico neo-corintio y tenía contable y abogado! Un partidazo, vaya.

    Como tal tía paterna era, además, su madrina de bautizo, bueno.., ma iaia, a.c.s., inició desde muy pequeña la costumbre de pasar las holidays (tanto las de Navidad, como las de Semana Santa y verano) en el home de su madrina. Con los hijos de ésta -una chica y dos chicos- eran como hermanos.

    Allí ma iaia, a.c.s., VIÓ.

    ¿Saben, damas y caballeros?; en aquella casa había gouvernante para los hijos (es decir, NO institutriz ni preceptora -pues, iban a un cole- sino así como tutora a sueldo). Ma iaia, a.c.s., contaba que era.., que era.., un HUESO que, ¡además!, se llevaba FENOMENAL con su patrona y era tenida como una especie de augur por su patrón.

    En aquella casa se miraba por encima del hombro una cosa (es decir, los llamados "buenos modales") a que estaban, al fin y al cabo, obligados hasta los criados si querían comer y que cualquier patán del Soho podía aprender en cualquiera de los sopotocientos libritos en vulgarísimo papel que por cuatro peniques se vendían en cualquier mercado. La gouvernante apostaba por la politesse como ÚNICO camino hacia el savoir faire; pero, ¡en tanto en cuanto evaluaciones, criterios y juicios..!, vamos!, ni eso valía.

    Tenía que ser algo mucho MÁS genuino, MÁS interiorizado, MÁS ya consubstancial ¡que no los llamados "buenos modales"! lo que permitiera VER.

    Ma iaia, a.c.s., contaba así cómo les ilustraba sobre la cuestión {bueno..; ella lo contaba, ¡claro está!, en su pulcro catalán con una sombra de deje gironès; pero les traduzco, sí}:

    -"Nos contaba que una vez una reina decidió casar a su único hijo..; pero, que NO estaba dispuesta a no tener una princesa de verdad. Pensó, pues, que lo mejor era llamar a TODAS las que se sintieran aludidas llamándolas princesas y confiar en que ella, ¡una VERDADERA reina!, VERÍA a la que de VERDAD lo era. Así lo hizo. Y al poco, ¡por Dios bendito!, una MIRÍADA de damiselas estaban a las puertas de palacio. ASOMBRADA llamó a su augusto esposo y le inquirió por la razón de TAN alto número de damiselas que podían sentirse aludidas llamándolas princesas. El rey, condescendiente, le habló de la política de pies en el suelo, de que había que elevar a quien convenía y que fuera de los muros de palacio algunos se enriquecían lo suficiente para comprar feudos o tenían las suficientes agallas para arrebatarlos y conservarlos. Un estremecimiento de ASCO convulsionó a la reina ¡cuando pensó que alguien "así" podría tocar la principesca carne de su amadísimo hijo! Pero, siguió confiando en que, ¡vamos!, ella era una VERDADERA reina y VERÍA. Ordenó, por tanto, le trajesen su regio trono de viaje y que la paseasen entre la femenina multitud... Sí: tamizó. NO se le escaparon las caries, ni la caspa, ni el peinado del año pasado, ni la falta de combinación en los colores del atuendo; la más leve espinilla, la más pequeña imperfección en una uña, la falta de empaque, la ausencia de aura..; una tras otra revelaban ¡su vulgar cuna! a pesar de que llevasen mil diamantes sepultándolas. Pero.., pero.., pero.., ¡quedaban DEMASIADAS! ¿Cómo era posible? TODAS tan castamente monas, TODAS tan pulcramente encantadoras, TODAS tan cultivadamente educadas... ¡NO podía ser! Llamó, otra vez, a su augusto esposo y le preguntó la razón de ello. Él, mirándola con cariño, le dijo que había muchos que tenían el dinero suficiente para sacar a incluso abades de sangre azul de sus conventos para que enseñasen a su prole a comportarse y, la miró divertido.., para poder dar el pego, ¡para qué vamos a engañarnos..! Por supuesto: el PÁNICO dejó tan lívida a la reina que sus damas corrieron, ATERRORIZADAS, a llamar a los galenos judíos y los farmacéuticos árabes... Pero, no fueron necesarios. Ella, ¡toda una VERDADERA reina!, ya sabía QUÉ hacer. Ordenó se construyera un anexo al palacio con 500 habitaciones (era el número de damiselas que quedaban) y que en cada habitación pusiesen un lecho de imperial caoba con siete colchones y siete edredones de fino plumón de cisne niño. Y, decretó Gran Fiesta Real. TODAS las damiselas estaban invitadas. Cuando llegó la hora de retirarse, claro está, fueron conducidas cada una a una de las habitaciones del anexo. Al día siguiente, como es lógico y natural, fueron a cumplimentar a la reina una a una. Cuando entraban, tras las reverencias y parabienes, la soberana les preguntaba CÓMO habían pasado la noche... Y, una detrás de otra, se deshicieron en panegíricos a la estancia, alabanzas de la noble caoba y loas incansables a la comodidad y fineza de los colchones y edredones. JAMÁS habían dormido TAN plácidamente. La reina, finalmente, recibió a la última de las damiselas... Y, le preguntó lo mismo. Ésta empezó igual..; que si la bellísima estancia, que si el aroma de la fina caoba... Pero, no se le escapó a la reina que NADA decía ni de los colchones ni de los edredones. La acorraló, pues. Y.., y.., y, finalmente, una compungida y azorada damisela caía de rodillas ante la majestad soberana confesando que, a pesar de TALES colchones y de TALES edredones, ella, SIN duda por alguna tara suya, NO había podido pegar ojo en TODA la noche ATORMENTADA hasta el paroxismo que estaba por un inexplicable dolor en un costado que era, ¡ay!, como si le estuvieran clavando la lanza de la Crucifixión. La reina, con la cara ILUMINADA, totalmente EXTÁTICA, la levantó, la llamó hija, la besó y la mantuvo junto a sí cuando anunció a la corte que su queridísimo, amadísimo hijo ya tenía una esposa que le merecía. ¿QUÉ había pasado? Pues, que la noche anterior la reina había ordenado a sus marmiteros cocieran el triple de lo normal 500 habas y después, una a una, las APLASTASEN con un contundente martillazo. Una vez hecho esto ordenó se pusiese una haba recocida y aplastada debajo de los siete colchones y los siete edredones de fino plumón de cisne niño de cada una de las habitaciones del anexo. SÍ: era el lecho de su hijo lo que estaba en juego y una VERDADERA reina como ella NO podía permitirse errar..."

    Claro, claro, claro..; se podrá decir que la gouvernante era pelín, más que exigente, intransigente.., pero, NO podrá decirse que no fuera LÚCIDA.

    NO tenía sentido de humor, eso no... Su patrón, un FAN de todo lo catalán, le obligaba, socarrón, a recitarles, ¡en CATALÁN!, "La vaca cega" a sus hijos cada Onze de Setembre; y, ma iaia, a.c.s., decía que ¡se lo pasaban PIPA viéndola TAN impotente y hasta punto ridícula! Pero, era sólo aquel día. El resto del año, ¡ah!, su palabra iba a misa y sus decisiones no las cambiaba ni Dios.

    Pero; a lo que íbamos, vraiment...

    Que ma iaia, a.c.s., era MUY escéptica versus la exhibición de lo que ha dado en llamarse "buenos modales"; sí...

    Siempre, en cualquier caso, a su disposición.

    Jaume de Ponts i Mateu
    Última edición por Jaume de Ponts i Mateu; 21-dic.-2016 a las 07:03

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