Ellos...

[pana]

Los mayores decían a escondidas que los señores eran dueños de todo, del pan, del trabajo, de las precarias alegrías, del jornal. Y los niños estábamos a expensas de los señoritos Jose Antonio y Hector. Cuando se enfadaban, con razón o sin ella, casi siempre se terminaba el juego porque era de ellos la pelota y el terreno... Y nosotros por jugar, les buscábamos y a veces conseguíamos migajas a cambio de adularlos.

Un día, en la mísera tienda se agitaban nerviosos los obreros, llego Manuel, el mas humilde de los jornaleros.

- ¿Que ha sucedido? ¿Haremos huelga?

- Ojalá -dijo uno- ¿no lo sabes? han abusado de tu hermana Elena.

Fueron ellos, y no busco mas nombres y apellidos, salió corriendo hacia la casa grande de la hacienda, se encontró a Jose Antonio cabalgando, lo paro y le grito.

- Bájate abusador, hijo de...

Lo agarro con fuerza y lo tiro al suelo; echo mano del fino cuello del señorito y apretó y apretó hasta dejarlo medio muerto.

- No te mato cobarde para que aprendas.

Siguió en busca de Hector, lo encontró en el amplio portal, recostado, muy tranquilo leyendo. Se miraron frente a frente valorando el silencio hasta que un grito, no se sabe de quien, atrajo al mayordomo quien encontró a Manuel sangrando e inconsciente en el suelo.

Cayo la tarde preñada de presagios y la noche dio a luz relámpagos de ira.

Siete días mas tarde el desalojo, por el camino grande de la hacienda, dos perros, un carro tirado por caballos escoltado por la guardia civil. Dentro... un matrimonio ultrajado, un varón aún vendada la cabeza, y una joven hermosa, sencilla y frágil como un sueño, pero cargada de vergüenza.

Después, después, por el largo camino de la historia y la prensa, ¡los he encontrado tantas veces! testículos molidos, disparos por la espalda o bien de lejos con mirilla. ¡La sangre y el estiércol!

¿Quien mato a Gandy, a Sandino, a García Lorca, a Martin Luther King?

Halle que fueron ellos, y me quede dormido sobre mi rabia, mi ira e impotencia y creo, que hasta por dentro frágil como Elena. Y se me apareció Jesús, con las heridas aún abiertas y le dije:

- Maestro, ¿verdad que fueron ellos?

Me respondió sin odio:

- Fueron todos, ¿pero sabes? volvería otra vez a la tierra para morir por ellos.


Rodolfo Loyola.

Mas o menos...

[pana]

Un amigo se ha interesado por el texto, aunque ha querido saber que es: Mas o menos.

Lo cierto es que el texto esta escrito de memoria y no se corresponde exactamente con el original. Como he tenido la oportunidad de dar con este ultimo, lo subo ahora, para que así, tal cual es, este.


Los mayores decían a escondidas que los señores de la hacienda eran dueños de todo: de la tierra, el trabajo, la vivienda, el sudor, lo sembrado, de las precarias alegrías, del pago de jornales, del pan, del agua,… Desde la casa de la hacienda salían el miedo y la esperanza, y los niños estábamos a expensas de los señoritos Jose Antonio y Héctor. Cuando se enfadaban, con razón o sin ella, casi siempre se terminaba el juego porque era de ellos la pelota los guantes el bate y el terreno; y nosotros por jugar los buscábamos y alguno conseguía migajas a cambio de adularlos.

Un día, en la mísera tienda se agitaban medrosos los obreros. Llegó Manuel, el hijo de Venancio, el más humilde de los jornaleros:
-¿Qué ha sucedido?, ¿haremos huelga?
-Ojalá,- dijo uno- ¿no lo sabes? Han abusado de tu hermana Elena. Fueron ellos.

Y no buscó más nombres ni apellidos. Salió corriendo hacia la casa grande de la hacienda, encontró a Jose Antonio cabalgando, lo detuvo y le gritó:
-Bájate abusador, hijo de...
Tiró de él hasta tenerle frente a frente, sin pensarlo, echó mano al fino cuello de señorito y apretó y apretó hasta dejarlo medio muerto.
-No te mato, cobarde, para que aprendas.
Siguió en busca de Héctor y lo encontró en el amplio portal recostado muy tranquilo leyendo. Ni una sola palabra, le retó con los ojos valorando el silencio. Se enfrentaron golpe a golpe, hasta que un grito, no se sabe de cual, atrajo al mayordomo quien encontró a Manuel sangrando e inconsciente en el suelo. Cayó la tarde preñada de presagios y la noche dio a luz relámpagos de ira. Siete días más tarde, el desalojo, presidido por la guardia civil. Por el camino real salía la familia con dos bueyes, un caballo, una vieja carreta, dos perros, un pobre matrimonio ultrajado, un barón aún vendada la cabeza y una chica bella, inofensiva e inocente como un sueño, pero cargada de vergüenza. Después, después, viviendo, andando por los largos caminos de la historia y la prensa, les he encontrado tantas veces… Espaldas flageladas, testículos molidos, disparos por la espalda o bien de lejos con mirilla, la sangre y el estiércol. Quería estar seguro de quien mató a Gandhi, a Sandino, a Martin Luther King, a García Lorca, a Jesús Menéndez,… Y hallé que fueron ellos. Holgaban los nombres y apellidos. Y me quedé dormido sobre mi rabia, mi pena e impotencia, inofensivo e inocente y, creo, que hasta por dentro bello como Elena. Y apareció Jesús recién crucificado, con sus heridas aún abiertas, y le dije:
-Maestro, ¿verdad que fueron ellos?
Me respondió sin odio:
-Fueron todos, pero ¿sabes?, volvería otra vez a la tierra para morir por ellos.


Ahora si: Rodolfo Loyola.

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*******Varón De Dolores*******
Al final del todos los tiempos, había billones de personas esparcidas sobre un gran plano ante el gran trono de Dios. Era el día del juicio final. La mayoría retrocedía debido a la intensa luz que brillaba delante de ellos. Pero algunos grupos en el frente hablaban con enojo, no con vergüenza, sino con furia.
“¿Puede Dios juzgarnos?”¿Que puede sabe Él acerca del sufrimiento? Exclamo una mujer joven cabello castaño. Ella rompió la manga de su blusa para mostrar un número de tatuaje de un campo de concentración nazi. Nosotros sufrimos terror, golpes, torturas, muerte.
En otro grupo un muchacho de color alza su cuello. ¿Y qué tal esto?, con una voz demandante, mostrando la piel quemada que una cuerda alrededor de su cuello le había dejado. Llevado a la horca a la horca por ningún crimen sino por ser negro.
En otra multitud, una muchacha colegiala embarazada y con los ojos llenos de lagrimas. ¿Por qué debo yo de sufrir? Ella murmuró. No fue mi culpa…
A la distancia de aquel lugar había cientos de grupos de gente como estos. Cada uno tenía alguna queja contra Dios por el mal y el sufrimiento que Él había permitido en su propio mundo.
Que afortunado era Dios al poder vivir en el cielo donde todo era paz y luz, donde no había lagrimas o temor, ni hambre ni odio.
¿Qué es lo que Dios podía saber de todo lo que los hombres habían sido forzados a soportar en este mundo? Pues Dios vive una vida muy acogedora y en refugio, decían ellos.
Así que cada uno de estos grupos envió su líder, escogido debido a que él había sufrido mucho más que los otros. Un Judío, un negro, una persona de Hiroshima, una persona hirriblemente deformada, un niño paralitico, etc.
En el centro de aquel plano, ellos se consultaron entre sí. Por último ellos estaban listos para presentar su caso. Era bastante brillante.
Antes de que Dios pudiera ser calificado para ser su juez, él debía de pasar por todo lo que ellos habían pasado. Su decisión fue que Dios debía ser sentenciado a vivir en la tierra como un hombre.
Que nazca judío. Que legitimidad de su nacimiento sea dudosa.
Denle un trabajo tan difícil que aún su propia familia pensará que está loco cuando trate de cumplirlo.
Dejen que sea traicionado por sus más íntimos amigos.
Dejen que se enfrente a cargos falsos en contra de él, que sea juzgado por un jurado con prejuicios y que sea hecho convicto por un juez cobarde.
Dejen que sea torturado.
Por último, dejen que veo lo que significa el estar terriblemente solo.
Y después dejen que muera de tal manera que no haya la menor duda de que murió.
Dejen que haya una gran multitud de testigos para verificarlo.
Conforme cada líder iba anunciando cada porción de su sentencia, las murmuraciones de aprobación se levantaban de la gran multitud de gente reunida en aquel lugar.
Cuando el ultimo termino de pronunciar su sentencia hubo gran silencio, una gran quietud .
Nadie se atrevió a decir una sola palabra más.
Nadie ni siquiera se movió. Pues de repente todos supieron que Dios, en la persona de Jesucristo, ya había cumplido con su sentencia.

Autor desconocido

Dios es el sufridor más grande que pueda existir. Él lo demostró, pero también ha resuelto el problema del mal y el sufrimiento al dar a su Hijo Jesucristo.

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Aquí desde radio makuto,
una tontería por minuto
para todos vosotros la historia del Mentecato.

Prepárate para tu viaje, el que todos hacen nadie queda atrás.

Hubo en cierta ocasión
un Rey gordinflón que se aburría mogollón
pues no tenia televisión,
no existía en la edad media,
tampoco existía el via,
por tanto no había UEFA,
champions league, ni liga.

Un dia el hombretón salio de su habitación
decidido a que alguien le diese una solución,
mas no hubo en su corte quien cambiase su suerte
hasta que un lumbrera pensó una segunda opción.

- Conozco a cierto varón
que debido a su condición
podría perfectamente ser tratado de bufón,
siempre esta sonriente
luciendo su único diente
y dicen que es mas tonto que defecarse el pantalón.

Sin mas dilación
el Rey mando traer al varón
y cuando este se presento
el Rey algo le cuestiono;
al darle la respuesta el Rey se desternillo
pues esta fue mas absurda de lo que él nunca espero,
realmente era mas corto que el sueldo de un parado
y el Rey lo bautizo con el nombre del Mentecato.
Así paso el tiempo y con gran alegría
al mentecato convirtiose en su mas fiel compañía.
Hasta que un dia el Rey tuvo una ocurrencia, insólita, le dijo:

- Mentecato coge esta varita,
recorre con ella las aldeas y las villas
y dale a quien supere tu torpeza en demasía.

Sin mas pena que gloria
el Mentecato empezó su ruta,
buscando quien fuese merecedor de su varita
haciendo preguntas a campesinos y burguesía.

Uh, oh. Prepárate para tu viaje, el que todos hacen nadie queda atrás.

Meses después el Rey cayo enfermo
y acostado en su cuarto
pregunto por el mentecato.
–Necesito verlo antes de caer muerto-
Y mando a un mensajero a buscarlo raudo como el viento.

Cuando el llego el Rey a el se dirigió y le dijo:

- Mentecato he de emprender una gran ruta.

Fue entonces cuando el Mentecato formulole una pregunta clara y explicita:

- ¿Que preparativo hizo mi Rey para esta ruta?
-No vio necesidad de ninguno-
fue su respuesta.
Entonces el Mentecato
le entrego la varita diciendo:
- Mi Rey es soberano
y hace lo que le place,
pero hasta este pobre Mentecato sabe,
que cualquier viajero que emprende una gran ruta,
estar preparado para ésta necesita;
así es que, le devuelvo, su varita. Jej jej.

Uh, oh. Prepárate para tu viaje, el que todos hacen nadie queda atrás.


http://www.youtube.com/watch?v=OxMPjj5hwNU