Cita Iniciado por Esperanza. Ver Mensaje
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Si habría que verte a ti lo controlado que estás, deja de dar consejos a los demás cuando no entiendes nada sobre este tema.
Confundes más que ayudas, los deseos sexuales son parte de una normalidad de vida, y no hay que darle tanta importancia como tú le das es como el comer y beber y punto.
1 Tim. 3:2, 12: “El superintendente por lo tanto debe ser irreprensible, esposo de una sola mujer*[...] Que los siervos ministeriales sean esposos de una sola mujer.” (A estos hombres no solo se les confió cierta responsabilidad, sino que ellos eran también ejemplos que otros de la congregación cristiana habían de imitar.)

1 Cor. 7:2: “A causa de la ocurrencia común de la fornicación, que cada hombre tenga su propia esposa y que cada mujer tenga su propio esposo.” (Aquí no se hace ninguna concesión para que alguno de ellos tuviera varios cónyuges.)


Los deseos sexuales si no los controlamos nos llevan a violar la ley de Dios
Jesús dijo que el que mira a una mujer pensando en tener sexo con ella comete adulterio con ella en su corazon, la primera parte es no estar mirando para tener esos pensamientos, pues esos nos conducen al pecar

La Biblia aconseja: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros”. (Hebreos 13:4.) Por consiguiente, Dios está contra las relaciones sexuales fuera del matrimonio.

Esto armoniza con el hecho de que, al suministrar compañera al primer hombre, Dios mostró que su voluntad era que aquellas dos personas llegaran a ser “una sola carne”, en un lazo de unión duradero. Unos cuatro mil años después, el Hijo de Dios mostró que su Padre no había abandonado esta norma. (Génesis 2:22-24; Mateo 19:4-6.)


El adulterio viola la norma divina, y Jehová Dios promete que se hará “testigo veloz” en juicio contra los*adúlteros. (Malaquías 3:5.) Los malos frutos de las relaciones sexuales fuera de la unión matrimonial dan énfasis a la*sabiduría que se manifiesta en la ley de Dios. El adulterio produce un quebrantamiento de la confianza, y sospecha. Causa inseguridad y socava la paz del matrimonio. La*amargura y la aflicción del corazón que resultan del adulterio suelen llevar al divorcio. Los hijos sufren al ver desgarrada la familia. Queda claro que es para nuestro bien el que Dios condene el adulterio. Su Palabra muestra que nadie que le tiene amor genuino a su semejante comete adulterio. (Romanos 13:8-10.)


Al instar a los cristianos a ‘abstenerse de la fornicación’, el apóstol Pablo dio fuertes razones, diciendo: “Que nadie llegue al punto de perjudicar y abuse de los derechos de su hermano en este asunto, porque Jehová es uno que exige castigo por todas estas cosas*Porque Dios nos llamó, no con permiso para inmundicia,* Así, pues, el hombre que muestra desatención, no está desatendiendo a hombre, sino a Dios”. (1*Tesalonicenses 4:3-8.)