Iniciado por
agnostico100
Me interesa este tema ¿sabes por qué? porque yo vengo de la incredulidad, de creer que yo poseía la verdad.
Era mi mayor alegría ver patinar a "los religiosos" con las trampitas que les ponía, tanto en filosofía, como en ciencias; porque buscando "incongruencias" bíblicas, según me creía, las podía encontrar, ¡¡ imáginate, incongruencias eclesiológicas !! con mucha mas razón.-
En todo tiempo y lugar ha sido grato a Dios el que le teme y practica la justicia. Sin embargo, quiso santificar y salvar a los hombres no individualmente y aislados, sin conexión entre sí, sino hacer de ellos un pueblo para que le conociera de verdad y le sirviera con una vida santa. Todo esto, sucedió como preparación y figura de su alianza nueva y perfecta que iba a realizar en Cristo Jesús, el Nuevo Testamento en su sangre, convocando a las gentes de entre los judíos y los gentiles para que se unieran, no según la carne, sino en el Espíritu.
Jesucristo es Aquél a quien el Padre ha ungido con el Espíritu Santo y lo ha constituido "Sacerdote, Profeta y Rey". Todo el Pueblo de Dios participa de estas tres funciones de Cristo y tiene las responsabilidades de misión y de servicio que se derivan de ellas
Esto que dices de que "ya no buscas a Dios en las gentes" es una sinrazón, porque vas en contra de lo que Jesús y los apóstoles nos enseñaron de que somos Templo del Espíritu Santo y por tanto, Dios habita en los que lo buscan y en ellos podemos encontrar a Dios:
1Corintios 3:16-17; Romanos 8:9; 1 Timoteo 3:15; Hebreos 3:6.
Creer que por haber tenido la oportunidad de asistir a una escuela religiosa ya se puede opinar con certeza sobre X o Z iglesia o comunidad religiosa, es un grave error; tu misma lo estas diciendo "que no vas a conocer la Verdad total en esta vida" ¿entonces? ¿sobre cuál verdad estas juzgando? Cuántos ""católicos"" que se van de aquí, se van diciendo que eran seminaristas, catequístas, acólitos, que estudiaron en colegios de religiosas y, unos dicen que hasta sacerdotes, pero en sus expresiones y opiniónes demuestran que, si es verdad, pues fueron reprobados en las materias respectivas.
En mi personal opinión, desde el momento que confiesas tu rechazo a congregarte, ya estas viviendo un error; desde el comienzo, Jesús asoció a sus discípulos a su vida (cf. Mc. 1,16-20; 3, 13-19); les reveló el Misterio del Reino (cf. Mt 13, 10-17); les dio parte en su misión, en su alegría (cf. Lc 10, 17-20) y en sus sufrimientos (cf. Lc 22, 28-30). Jesús habla de una comunión todavía más íntima entre Él y los que le sigan: "Permaneced en mí, como yo en vosotros [...] Yo soy la vid y vosotros los sarmientos" (Jn 15, 4-5). Anuncia una comunión misteriosa y real entre su propio cuerpo y el nuestro: "Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él" (Jn 6, 56).
Cuando Jesús subió al Cielo, no dejó huérfanos a sus discípulos (cf. Jn 14, 18). prometió quedarse con ellos hasta el fin de los tiempos (cf. Mt 28, 20), les envió su Espíritu (cf. Jn 20, 22; Hch 2, 33).
Cristo constituye místicamente, a los creyentes en El de todas las Naciones, en su cuerpo. La comparación de la Iglesia con el cuerpo arroja un rayo de luz sobre la relación íntima entre la Iglesia y Cristo. No está solamente reunida en torno a Él: siempre está unificada en Él, en su Cuerpo; la Iglesia "cuerpo de Cristo" se han de resaltar más específicamente: la unidad de todos los miembros entre sí por su unión con Cristo; Cristo Cabeza del cuerpo; la Iglesia, Esposa de Cristo. "La vida de Cristo se comunica a a los creyentes, que se unen a El, muerto y glorificado, por medio de los sacramentos de una manera misteriosa pero real" (LG 7). Por el Bautismo nos unimos a la muerte y a la Resurrección de Cristo (cf. Rm 6, 4-5; 1 Co 12, 13), y en el caso de la Eucaristía, por la cual, "compartimos realmente el Cuerpo del Señor, que nos eleva hasta la comunión con él y entre nosotros.
Cristo "es la Cabeza del Cuerpo que es la Iglesia" (Col 1, 18). Es el Principio de la creación y de la redención. Elevado a la gloria del Padre, "él es el primero en todo" (Col 1, 18), principalmente en la Iglesia por cuyo medio extiende su reino sobre todas las cosas.
Redemptor noster unam se personam cum sancta Ecclesia, quam assumpsit, exhibuit ("Nuestro Redentor muestra que forma una sola persona con la Iglesia que Él asumió") (San Gregorio Magno, Moralia in Job, Praefatio 6, 14)
Caput et membra, quasi una persona mystica ("La Cabeza y los miembros, como si fueran una sola persona mística") (Santo Tomás de Aquino, S.th. 3, q. 48, a. 2, ad 1).
Una palabra de Santa Juana de Arco a sus jueces resume la fe de los santos doctores y expresa el buen sentido del creyente: "De Jesucristo y de la Iglesia, me parece que es todo uno y que no es necesario hacer una dificultad de ello" (Juana de Arco, Dictum: Procès de condamnation).