Condiciones del planteamiento

Por lo antes dicho nuestro cometido es de aquí en adelante, desarrollar una cosmogonía integrada y depurada, que muestre los fundamentos de la historia de la raza humana, que sea consistente con los sucesos más trascendentales del devenir universal y para que sea comprensible debe ser mesurable, por lo que necesitamos hallar un extremo en el espacio – tiempo, en el que se inicia el fenómeno que llamamos universo y que extienda hacia nosotros los correspondientes vectores de fuga en una métrica cronológica de hechos, que identifiquen las líneas de la proyección de la que somos en el presente elementos de forma y consistencia, descubriendo la continuidad de las hechos más trascendentales, más halla de la cultura general académicamente aceptada; es imprescindible hacerlo, para resolviendo el qué, como y cuando de las edades en pasado, presente y futuro.

Es evidente que el hombre ha marcado una profunda huella en su progreso desde la vida rudimentaria hasta la moderna, y durante el trayecto ha graficado un misterioso sino de causa y efecto desde el desarrollo de las culturas antiguas y su legado a las siguientes, tanto así que la filosofía y ciencias de las que nos ufanamos en el presente, tiene sus raíces y estructuras en lo que muchos llaman con desdén, arcaico; en uno de estos cúmulos de literatura antigua está el libro de los libros, al que hemos hecho objeto de estudio con puntuales preguntas y con la reverencia que el protocolo espiritual demanda.

Cuestionando con pertinencia

Pero en el cometido de buscar respuestas, tenemos que hacer las preguntas correctas y esenciales, no solo acerca de los efectos sino de las causas, tomando en cuenta que las causas son efectos de otras, y para hallarlas nos corresponde rastrear en el pasado la sucesión de causales hasta llegar al principio aún de la dimensión que nos contiene y su razón de ser, y hallar una entidad, fuerza o fenómeno que pueda ser el elemento inicial verdadero de las leyes físicas que al fin son la esencia de toda materia y forma orgánica e inorgánica en el universo, y pueda constituirse en el catalizador del devenir histórico de todas las cosas desde su origen, que nos dé luz y coherencia al interpretar y comprender con exactitud nuestra historia y sus desenlaces.

Atribuciones necesarias de la entidad inicial.-

También debe tener un alto grado de correspondencia y afinidad, con nuestras inquietudes y experiencias, estar permanentemente actualizado y tener una tangible empatía y propósito para con el género humano, por lo tanto tiene que ser personal, libre, omnipresente en tiempo y espacio, omnisciente, omnipotente e inmutable, otra cosa inferior a estos atributos no podría satisfacer las demandas del cosmos y nuestro justo apetito por la verdad, ni mucho menos sustentar la compleja estructura de la realidad, por lo menos desde un enfoque existencialista; finalmente debe darle sentido a la existencia de cada ser pensante en la tierra y los cielos.
No puede ser otro que el Dios de la Biblia.