Jesucristo es Dios que se hizo Hombre y vino a enseñar al mundo la verdadera Ley de Dios y los verdaderos mandamientos de Dios.
La verdadera Ley de Dios es la que Jesucristo nos enseñó en el Evangelio, que así nos dice:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12).
Pedro nos avisa que tengamos cuidado con las cartas de Pablo porque algunas de sus partes ya estaban siendo retorcidas por los inconstantes desde el primer siglo, y nos aconseja que, para no caer en el error de los inicuos, crezcamos en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
El mismo Pablo, sintiendo que muchos retorcerían sus escritos en los años siguientes, avisó a las comunidades cristianas de estos hechos:
"Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema".(Gálatas 1,6-9).
Y así ocurrió como nos dijo Pablo, pues las cartas atribuidas a Pablo que han llegado hasta nosotros, y que han pasado por las manos judaizantes durante tanto tiempo, recogen algunas leyes que no mandó Jesucristo y muchos preceptos que sobrepasan los sencillos y piadosos preceptos que nos entrega Jesucristo en su Evangelio. Por este motivo, muchos han llamado a estas cartas "el evangelio paulinista", para que se cumpla lo que nos dijo Pablo: "Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema".
Dios dio su vida en redención de muchos por quitar el error del mundo con la predicación del Evangelio.Por eso la sangre de Jesús es la sangre del Nuevo Pacto, que nos enseña la ley que realmente fue dada por Dios desde siempre y para siempre.
Y está ley dada por Dios desde siempre para siempre son los misericordiosos mandamientos que Jesucristo nos enseña en el Evangelio, y no los mandatos del Antiguo Testamento que ordenaban a los hombres esclavitud, sacrificios, penas de muerte, guerras y masacres de pueblos enteros.
JESUCRISTO DIO SU VIDA PARA quitar el error del mundo...
Jesucristo dió su vida para enseñarnos los verdaderos mandamientos de Dios, y así quitar los errores del mundo, que no conocía los verdaderos mandamientos de Dios...
Por eso, JESUCRISTO es el Cordero de Dios que QUITA EL ERROR DEL MUNDO. Juan el Bautista, cuando vio a Jesús que venía a él, dijo:
"He aquí el Cordero de Dios, que quita el error del mundo"... (Juan 1, 29