Enseñar la verdad bíblica no es entrar en pugna con las personas, sean ateas o religiosas. Estamos obligados a enseñar a la gente POR AMOR no por competencia. Es AMOR el que se les enseñe que el reino de Cristo va a eliminar el sufrimiento de la tierra y que va a destruir a la gente malvada. Eso ofrece esperanza a los que viven desconsolados, y una fe sólida a los que están confundidos con las mentiras religiosas.
No podemos decirle a la gente que todas las religiones llevan al mismo Dios porque eso sencillamente NO ES VERDAD. Los cristianos sabemos que en este mundo hay un enemigo espiritual de la humanidad, que está muy interesado en burlarse de Dios, de la justicia y de la verdad. Ha creado religiones de todo tipo, y ha dado falsas esperanzas a los hombres, haciéndoles creer que no necesitan de la verdad para ser felices. Eso desvirtúa la realidad: nadie puede vivir en la mentira y ser feliz realmente, porque a la corta o a la larga, la mentira le cobra la deuda.
Cuando los testigos hablamos sobre la Biblia, no nos estamos predicando a nosotros mismos, sino la verdad bíblica. Eso nos deja a nosotros en una posición en la que debemos aguantar miles de insultos sin responder realmente de acuerdo a como la gente merece que se les responda; así ponemos nuestros sentimientos personales de lado por el bien de las buenas nuevas que enseñamos, para que las personas puedan meditar informadamente en las cosas que en realidad van a suceder pronto y cómo pueden estar en el lado vencedor.
Tú estás ofreciendo a la gente una esperanza falsa. Ninguna organización humana va a darle a la humanidad lo que Dios ha prometido realizar. Y muchísimo menos se va a realizar uniendo a gente con ideas tan falsas que abiertamente niegan lo que dice la Palabra escrita de Dios. Tu mensaje sale de ideas humanas, el nuestro es el mensaje de la Biblia. Nuestro mensaje salvará vidas, pero el tuyo ofrece una falsa esperanza y un método que atenta contra la propia salvación de la gente, porque está bien claro que nadie puede servir a dos señores y ser leal a los dos a la vez. Ni Dios tolera rivalidad; no existe otro Dios que el que nos creó, y se llama Jehová, el Dios de los Ejércitos, un Dios celoso que exige adoración exclusiva, y que ha puesto a su Hijo en el trono y lo ha nombrado como Juez de toda la tierra. En ellos esperamos la salvación de la humanidad, no en un esfuerzo ficticio de unir a la raza humana, que ni tiene en cuenta el enemigo invisible de la humanidad.
Ese esfuerzo por un Nuevo Orden Mundial no es de los bahai en especial. Ya lo hicieron en Babilonia cuando trataron de construir la torre de Babel, y decenas de otras organizaciones mundiales están en los mismos pasos. Todos esos esfuerzos son engaños para distraer a la gente del reino de Dios.
2Tim.3:13 (...) los hombres inicuos e impostores avanzarán de mal en peor, extraviando y siendo extraviados.
Dan.11:33 Y tocante a los que tienen perspicacia entre el pueblo, impartirán entendimiento a los muchos. (...)
... 12:10 Muchos se limpiarán y se emblanquecerán y serán refinados. Y los inicuos ciertamente actuarán inicuamente, y absolutamente ningún inicuo entenderá; pero los que tengan perspicacia entenderán.