Si os habéis entregado a Dios, para hacer su obra, no os preocupéis por el día de mañana. Aquel a quien servís percibe el fin desde el principio. Lo que sucederá mañana, aunque esté oculto a vuestros ojos, es claro para el ojo del omnipotente.-
.-El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 82