¿Porqué no?
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Y tras haber dejado correr sus ríos lagrimales a la vez que apretaba su dedo chico diestro, -ese que rosa todo lo que encuentra a su paso ¡qué dolor!-, tomó su bolso 'Gucci' y en contados instantes extrajo de él -como si se tratara de una farmacia ambulante-: gasa, líquido limpiador de heridas y una bendita estampada, para darse a la reparación; y me quedé estupefacto viendo su rostro de 'McGiver' femenina, pasando del dolor a la satisfacción, al sosiego.-