Navegaba un corto tramo en ese ancho y profundo mar de la vida,
que desde lejos se ve tranquilo pero de cerca quiere llevarte al fondo
y no dejarte respirar;
e iba sin preocupaciones,
contemplando la majestuosidad del lugar en que me encontraba,
avanzando lento, casi que sin moverme con mis propias fuerzas,
porque las aguas hacían que me desplazará cada vez más lejos de la orilla en una aparente calma.


(solían decirme que comenzaba cosas y no las terminaba;
esta es una muestra de eso)