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Tema: 50 años del 68 mexicano

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  1. #1
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    Si te fijas detenidamente hay un titulo que reza:
    1-La antesala histórica del movimiento.====
    Inmediatamente del encabezamiento continua asi:
    En la primavera de 1942 el Estado mexicano consumó la primera masacre de estudiantes. Los hechos. hoy dia poco difundidos fueron los siguientes: Los estudiantes del IPN habiendo declarado una huelga de reconocimiento legal para los títulos que concedía el Instituto, y otras reindivicaciones que atañían a problemas materiales que enfrentaban a maestros y estudiantes decidieron, para presionar al Secretario de Educación Pública realizar una manifestación que iria del Casco de Santo Tomas hasta Zocalo

    =====
    El presidente Lazaro Cardenas, al contrario de la política realizada por su antecesor en el cargo Plutarco Elias Calle procura no tener enfrentamientos muy abiertos con las fuerzas católicas. Por ese motivo aunque sigue con el aperturismo no cae en radicalismos. Hacia final de su mandato parece ser que hay algún asomo de protestas `por esas mismas fuerzas católicas. Con el objetivo de afianzar la paz, Lazaro Cardenas se inclina por su sucesor Avila Camacho, de conocidas tendencias religiosas.

    Esto que apunto es una opinion muy particular El curso de los acontecimientos venideros creo me da la razon

  2. #2
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    Cita Iniciado por Juan Antonio Hinojosa Ver Mensaje
    Si te fijas detenidamente hay un titulo que reza:
    1-La antesala histórica del movimiento.====
    Inmediatamente del encabezamiento continua asi:
    En la primavera de 1942 el Estado mexicano consumó la primera masacre de estudiantes. Los hechos. hoy dia poco difundidos fueron los siguientes: Los estudiantes del IPN habiendo declarado una huelga de reconocimiento legal para los títulos que concedía el Instituto, y otras reindivicaciones que atañían a problemas materiales que enfrentaban a maestros y estudiantes decidieron, para presionar al Secretario de Educación Pública realizar una manifestación que iria del Casco de Santo Tomas hasta Zocalo

    =====
    El presidente Lazaro Cardenas, al contrario de la política realizada por su antecesor en el cargo Plutarco Elias Calle procura no tener enfrentamientos muy abiertos con las fuerzas católicas. Por ese motivo aunque sigue con el aperturismo no cae en radicalismos. Hacia final de su mandato parece ser que hay algún asomo de protestas `por esas mismas fuerzas católicas. Con el objetivo de afianzar la paz, Lazaro Cardenas se inclina por su sucesor Avila Camacho, de conocidas tendencias religiosas.

    Esto que apunto es una opinion muy particular El curso de los acontecimientos venideros creo me da la razon
    Esta muy alejado un suceso del otro. El movimiento de 1957 si es muy conocido, la lucha por los albergues universitarios. Hubo muchos enfrentamientos con la policía, terminaron suprimiendo los albergues finalmente y afectaron mucho a los estudiantes de menos recursos. En los 60 y 70 del siglo XX aparecieron las casas de estudiantes, donde los alumnos de escasos recursos pudieron alojarse con el subsidio de sus respectivos estados. El conflicto de 1942, si esta en efecto relacionado en la historia del IPN, veamos:

    IPN: Aquel primer conflicto de 1942

    La llegada de Manuel Avila Camacho (MAV) a la Presidencia de la República significó un cambio radical en el trato que hasta entonces se le había dispensado al Politécnico con el Presidente Cárdenas. Por principio de cuentas, su fundador y principal impulsor, Juan de Dios Bátiz, ya no estaba en el Departamento de Enseñanza Técnica, entidad de la cual dependía el IPN, mismo que había abierto sus puertas cuatro años atrás. Al nuevo régimen no parecía importarle mucho la naciente institución, dejándola en una especie de abandono. El dato más elocuente, como suele pasar en estas materias, era el presupuesto: De 8.3 millones éste se redujo a 3.2 en 1941 y, todavía más, a 2.7 en 1942. Las cosas pintaban mal.


    A esto se le sumó la actitud de Gustavo Baz, Secretario de Salubridad y Asistencia, respecto de la carrera de medicina rural, fundada en los años precedentes, misma que había caído mal entre los profesionistas tradicionales del gremio. En una actitud congruente con estos últimos, de los cuales formaba parte, Baz cuestiona la validez de los estudios, poniendo obstáculos para el desarrollo de las prácticas de los estudiantes (les niega el acceso al Hospital General y cancela la dotación de cadáveres, entre otros) y negándose a reconocer los títulos profesionales de ahí provenientes. Aunque las autoridades del IPN y la Federación de Estudiantes denuncian el hecho ante el Presidente, no hubo respuestas gubernamentales.
    Como sucede en ocasiones, las cosas que ya estaban mal empeoraron. El Secretario de Educación, Luis Sánchez Pontón (quien había tenido una relación cordial con el Instituto), tiene que renunciar por los conflictos inter-sindicales de los profesores de educación básica. El abogado Octavio Béjar Vázquez, antiguo procurador de justicia, llegaba al despacho que había ocupado 21 años atrás el insigne Vasconcelos, precisamente para atender dichos conflictos. La actitud del nuevo Secretario parece sintonizarse con la de Baz. La hostilidad hacia el IPN se incrementa. Se destituye a varios funcionarios que ya tenían la camiseta del IPN bien puesta, reemplazándolos por personajes anodinos y contrarios a la filosofía institucional que ya por entonces campeaba en el Instituto.
    En esas circunstancias, y como lo dicen Calvillo y Ramírez, “la gota que colmó el vaso fue la promulgación de la nueva Ley Orgánica de Educación Pública, que dejó casi olvidados los proyectos con los que se organizó el IPN”. La ley era un instrumento fundamental para la política de Unidad Nacional preconizada por el Presidente. Era, además, una forma de descafeinar y quitarle sentido al artículo tercero constitucional, aquel que implantó la educación socialista en 1933. Al mismo tiempo, era el medio para “contener al comunismo”, según la fórmula acuñada por parte del clero político y los grupos conservadores del país. El Presidente Caballero, aquél que había declarado desde la campaña Presidencial “soy creyente”, tenía que obrar en consecuencia y, con ello, cerrar las heridas que había dejado ese cambio profundo en la orientación ideológica de la educación nacional.
    Independientemente de esto último, la Ley tenía una consecuencia concreta para el IPN. Dicho ordenamiento establecía dos categorías de educación superior: la profesional, de universidades o instituciones de tipo universitario, y la profesional técnica (aquella que permite “emprender una determinada actividad de trabajo o producción”) en la cual implícitamente se encuadra al IPN. Según se entendía en aquél ordenamiento, esta última tenía un rango inferior a la primera.
    Junto con la Ley algunos otros cambios aparecieron de inmediato, entre ellos: a) el presupuesto de egresos de 1942 ya no incluyó al IPN como entidad institucional, el dinero se asignó directamente a cada una de las escuelas que lo componían; b) el Secretario Véjar nombró a Wilfrido Massieu, hasta entonces director del IPN, como director de la Vocacional número uno, motivado en el hecho de “la desaparición del Instituto”; c) los títulos profesionales no serían reconocidos ó algunos de ellos deberían ser revalidados por otra institución de educación superior.
    Así las cosas, los estudiantes, agrupados en la Federación de Escuelas Técnicas y Profesionales, estallan una huelga el 4 de marzo. Entre las demandas había cinco principales: reintegrar al IPN como institución a partir de un instrumento legal, reconocer que sus estudios eran de carácter profesional, reconocer y reglamentar la carrera de medicina rural, reintegrar las pre-vocacionales al Instituto, y ampliar su presupuesto.
    Se organizó de inmediato una manifestación para dos días más tarde, misma que llegó al Zócalo donde era esperada por la policía. Se dio un enfrentamiento entre aquella y los estudiantes, con saldo de tres fallecidos, dos estudiantes y un guardia público, así como muchos heridos. Luego, el día 8, aparece un manifiesto de protesta, suscrito por Massieu y varios cientos de firmas más, en el cual se reclama la represión y, además, la falta de atención a problemas que ya habían sido planteados en varias ocasiones tanto al Presidente como al titular de la SEP.
    La gravedad de los acontecimientos en aquella hora de Unidad Nacional fue suficiente motivación para que el Presidente recibiera en Palacio a los líderes estudiantiles, aceptando las demandas fundamentales del movimiento. Con ello, la huelga se levanta el día trece.
    Restableciéndose las actividades en el Instituto, una Comisión de Profesores y Alumnos empieza a trabajar en el proyecto de una Ley Orgánica del IPN. Si buena parte de las demandas tenían su origen en la ausencia de normatividad institucional, había llegado el momento de tenerla. Ésa había sido parte de la solución del conflicto y el gobierno había accedido a seguir ese camino.
    Aunque el IPN estaba en paz, el tiempo transcurría y el punto final al conflicto aún estaba pendiente. La Federación de Estudiantes, conductora del movimiento, daba señales de impaciencia. De pronto, irrumpe en el escenario nacional el hundimiento de dos buques petroleros mexicanos por parte de submarinos alemanes (versión siempre discutida) y la entrada de México en la Segunda Guerra Mundial, el 22 de mayo de 1942.
    El acontecimiento tiñó toda la política y la gestión pública. La Unidad Nacional se convirtió en prioridad sobre causas particulares. Lo mismo en posponer reivindicaciones salariales que en aprobar, por parte del Congreso de la Unión, una reforma al Código Penal que incluyera el delito de disolución social para combatir a los enemigos de México en aquella hora de emergencia, tal como fue justificado.
    El nuevo momento se reflejó en la relación gobierno-IPN. No habiendo aún Ley Orgánica, se tenían que resolver algunas de las demandas estudiantiles e institucionales más apremiantes. Así, un Acuerdo Presidencial, expedido en ese mismo mes de mayo, resuelve la querella entablada por Gustavo Baz contra la carrera de medicina rural: sería equiparada a la de médico militar y, por tanto, asimilada a la de cualquier otro profesional de ese gremio. Con ese motivo, el Instituto realiza una ceremonia de gratitud en la cual, como poderoso símbolo de la reconciliación y los nuevos tiempos, están presentes además del Presidente Avila Camacho y el Secretario Véjar, el general Cárdenas (a la sazón, Secretario de Guerra y Marina), figura reverenciada por la comunidad Politécnica desde siempre.

    Carlos Pallán Figueroa

    Miembro de la Junta Directiva de la Universidad Autónoma Metropolitana.

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