Cita Iniciado por misericordia Ver Mensaje
siempre buscando biblias mal traducidas para hacer ver que Jesucristo manda cosas sin misericordia... Donde tú pones ""aborrece"", otras biblias ponen ""deja"", o ""no me ama más""... No es lo mismo dejar a los familiares por Jesucristo que aborrecerlos... Jesucristo te dice:

""Caminaban con Jesús grandes multitudes y volviéndose hacia ellos, les dijo:
“Cualquiera que quiera seguirme y no me ama más que a su padre, su madre, su esposa, sus hijos, sus hermanos, sus hermanas e incluso a su propia vida, no puede ser mi discípulo; y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo”.
(Lucas 14, 25-33

"El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más" · San Mateo 19, 23-30

""Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen""...(Mateo 5, 44)

Cita Iniciado por VX8 Ver Mensaje
Sus escritos solo confirman que hay biblias que usted no esta de acuerdo ( las antiguas ), en desespero usa nuevas, las que ya están cambiadas...

Tu ignorancia de las escrituras te hace decir cosas que no son así como tú las dices, pues no se trata de biblias antiguas o nuevas, sino de traducciones bien hechas o mal hechas de las escrituras del texto griego.


Cita Iniciado por VX8 Ver Mensaje
...por lo que la palabra De un supuesto Dios puede ser cambiada a el antojo de quién lo desee...

De quien lo desee no, pues para eso está la preocupación de las personas por encontrar la traducción correcta de las palabras griegas, y para eso están los diccionarios del texto y de las palabras griegás, a los que pueden recurrir todos aquellos que quieran conocer el significado de las palabras griegas y las distintas definiciones.

Además en el texto también existen variantes. ¿Has estudiado tú las variantes que existen en el texto griego? Me temo que ni te has preocupado de hacer un buen estudio que no contradiga a la misericordia, que es lo que Jesucristo enseñó y mandó guardar cuando predicó el Evangelio.