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Tema: Escisión mental (parte I)

  1. #1
    Fecha de Ingreso
    12-enero-2016
    Ubicación
    Valdivia, Chile
    Mensajes
    8

    Predeterminado Escisión mental (parte I)

    Escisión Mental
    El policía - sentado en su silla - detrás del escritorio, se dirigió a mí con una mirada indiferente y dura a la vez:
    - ¿Cuál es tu nombre?
    Como no portaba cédula de identidad y, con el ánimo de no llegar a un proceso judicial, modifiqué mi nombre.
    - Sakin Keupucura
    - ¿SAKIN KEUPUCURA?
    - Sí, señor
    - ¡NO ME DIGAS SEÑOR, SOY TENIENTE DE POLICÍA!
    - Sí, teniente
    - ¡"MI TENIENTE, DEBES DECIRME”!
    - Sí, “mi” teniente
    - ¿QUÉ CLASE DE NOMBRE ES ESE?
    - Indiano, mi teniente
    - ¡INDÍGENA QUERRÁS DECIR!
    - Como usted diga mi teniente.
    - ¡NO "COMO YO DIGA", ASÍ ES!
    - Sí, mi teniente.
    - ¡OSEA, ERES MAPUCHE!
    - Si, y a mucha honra mi teniente.
    - ¿CÓMO PUEDES HABLAR DE HONRA SI USTEDES SON TODOS FLOJOS, BORRACHOS Y LADRONES?
    - ¡Igual que usted mi teniente!
    Me lanzó un golpe con las palmas de sus manos en mis orejas, lo que me dejó escuchando un fuerte zumbido el cual fue disminuyendo poco a poco. Me dolió, sí – lo reconozco – pero más me dolió la forma rastrera y alevosa con que me lanzó el golpe. Me sentí impotente. El teniente era alto, caucásico, cabello rubio, ojos verdes y tenía una mirada severa y despectiva que estaban a la altura de sus características morales. Lo observé, detenidamente, lo que intentaba descubrir en su rostro era si existía en su expresión algún gesto de arrepentimiento; dolor, angustia o preocupación por el trato que me había prodigado, pero no descubrí absolutamente nada, su rostro era imperturbable. No había en él expresión alguna que me permitiera deducir alguna emoción.
    - ¡TU CÉDULA DE IDENTIDAD!
    - No la tengo, mi teniente.
    - ¿POR QUÉ NO LA PORTAS SI SABES QUE TODOS DEBEMOS LLEVARLA EN TODO MOMENTA?
    - Se me extravió, mi teniente, junto con mi porta documentos.
    - ¡DICTAME TU NÚMERO DE IDENTIDAD!
    - No lo recuerdo, mi teniente.
    - ¡CÓMO QUE NO LA RECUERDAS, SI HASTA UN IMBÉCIL SE LO SABE!
    “El trato del policía me estaba haciendo sentir como el más miserable de los miserables. Por un momento estuve a un paso de lanzarme encima y golpearlo, pero me contuve pues con eso agravaría más la situación, máxime si había dos guardias a su lado”.
    - ¿POR QUÉ ESTAS DETENIDO?
    - No lo sé mi teniente
    - PUES BIEN, SI NO LO SABES, YO TE REFRESCARÉ LA MEMORIA: POR HABER ATACADO A UNA DOCTORA EN UN CENTRO DE SALUD MENTAL CON GRAVES CONSECUENCIAS.
    - Probablemente, mi suboficial.
    - NO ME DIGAS "PROBABLEMENTE", IMBÉCIL, ¡SI YO TE LO ESTOY DICIENDO, ES PORQUE ASÍ ES!
    Ya sin poder controlarme y con todo el odio acumulado contra “mi teniente”, tomé una perforadora metálica que había sobre el escritorio, alcé mi mano para lanzarsela sobre su rostro, pero éste, con una agilidad impresionante, me agarró la mano, se levantó de su asiento y me la dobló hacia atrás. Posteriormente los dos policías me tomaron de los brazos y el teniente me lanzó un rodillazo en el estómago, el cual hizo que me retorciera de dolor y me dejara casi sin poder respirar. Posteriormente, entre los tres me tomaron fuertemente de los brazos y me empujaron hacia la celda de la comisaría, caí de bruces, me levanté y me quedé observando las paredes y los barrotes como un león enjaulado.
    - ¡SIÉNTATE AHÍ Y ESPERA!
    - ¿QUÉ ESTABAS HACIENDO EN EL CENTRO DE SALUD MENTAL? preguntó el teniente.
    - Fui a retirar mis medicamentos, respondí.
    - ¿MEDICAMENTOS PARA QUÉ?
    - Para el control de mi esquizofrenia.
    - ¡ASÍ QUE ERES LOCO!, ¡YO TENGO UNA BUENA TERAPIA PARA LOS LOCOS!.
    En ese momento pensé que traería los perros policiales y los encerraría en la celda con la finalidad de que me atacaran, pero de pronto veo que se acerca con una manguera contra incendios y, gritándome "AQUÍ TIENES TU TERAPIA” , comenzó a lanzarme agua hasta dejarme completamente mojado, en algunos momentos debí sujetarme contra las paredes con la finalidad de no caerme por efecto de los fuertes chorros de agua. No conforme con eso, lanzó agua contra las paredes, el cielo raso y la cama, que más que cama se asimilaba a un asiento de hormigón. Recuerdo que hacía frío, más menos un grado bajo cero, la noche fue espantosa, un duermevela.
    Última edición por Jetró; 14-ene.-2016 a las 12:47 Razón: borrar

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