Te vi de lejos y me di cuenta de tu barriguita. Desde ese momento me empecé a poner cachondo. Ibas con dos niños de tres años aproximadamente. Mientras me acercaba nos miramos y los dos supimos que algo iba a ocurrir. Entonces, en vez de seguir de largo me paré delante de ti y sin mediar palabra empecé a acariciarte la barriga mientras mi respiración se aceleraba excitado. Y enseguida desplacé mis manos a tus pechos. Luego empecé a besarlos por encima de tu ropa. Me volvías loquito. Estás preciosa. Continué besándote en la cara y después en los labios. Entonces me dijiste: vamos a mi casa que está aquí al lado; no está mi marido. En el camino de un minuto no cruzamos una palabra, aunque íbamos rozándonos las manos. Nada más llegar te quitaste los pantalones vaqueros y las bragas. Después la blusa y el sujetador. Empecé a acariciarte imbuido de una fuerte pasión. Te chupaba los pechos y los pezones. Al poco comenzó a manar leche de ellos, que lamía y tragaba con fruición. Te dirigiste a la cama de tu habitación. Y una vez allí me dijiste: ven. Y te tumbaste. Yo estaba desbordado de pasión. Me volvías loquito. Abriste las piernas con los pies apoyados en la cama. Y comencé a lamerte el coño despacio, saboreándolo todo. Pasando mi lengua por dentro y por los alrededores. ¡Delicioso!. Al rato me levanté y me saqué los pantalones y el calzoncillo. Tenía la polla dura, gorda, venosa y larga. Medio descapullada y húmeda en la punta. Me acerqué a tu cara y comenzaste a comérmela. Estaba a galope, de cachondo. Mientras te ponías muy despacio a cuatro patas me dijiste: vamos, penétrame, pero despacio. Te clavé mi polla gorda y larga en tu coño húmedo muy despacio y sólo hasta la mitad (por tu embarazo). Tu preciosa barriguita colgaba, así como tus pechos cargados. Y eso me ponía más cachondo, si cabía. Disfruté de dos minutos dentro de ti, penetrándote con suavidad, lentamente. Hasta que me corrí emitiendo un sonoro gemido que no parecía venir de mi persona y con mi polla hasta la mitad de tu gruta mojada. Solté dentro de ti varios chorrazos de semen con los que parecí vaciarme totalmente de mi mismo. Entonces me salí de ti. Me puse de pie. Me acerqué a tu cara, te besé en los labios y en la frente. Me puse el calzoncillo y el pantalón. Y me marché.